El arte de ser un político de élite y el deliródromo

Chiquitín Maluff, uno de los pillos más queribles que conocí, promotor de artistas y el único productor discográfico que se pirateaba a sí mismo, tenía una mesa en un bar de la calle Alberdi adonde acudía la Corte de los Milagros que él cobijaba. La llamaba El Deliródromo. Allí imperaba su pensamiento original: “En este país todo es bola”. Esa sentencia de Chiquitín tiene una vigencia robusta e imbatible.

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Chiquitín tenía también otra reflexión rotunda: “Soy el único delincuente honesto en este país”.

Dueño de un escepticismo a prueba de balas y de una ironía implacable, Chiquitín se hubiese hecho hoy un festín de proverbios llameantes sobre la política y —en especial— los políticos actuales. Más específicamente, los políticos de la élite oficial, por llamarlos de manera más o menos elegante.

El deliródromo hubiera estado encendido observando cómo en el Paraguay el “combate” a la corrupción se les encarga a los propios corruptos. Pero esto tiene su lógica: ellos son los que mejor conocen el asunto y no van a permitir que corruptos de afuera vengan a hacerles competencia. Neocorruptos podrán ser solo aquellos admitidos por los viejos corruptos.

Los leales, por ejemplo, pueden pasar, súbitamente, de kure jukaha (vulgo: matador de chanchos) a propietarios de majestuosos quinchos (y dale con el Quincho) a orillas del Paraná. La política es un apostolado que exige sacrificios y las recompensas son actos de justicia del destino. O vos creés que esto es bola, Chiquitín.

Extraño el Deliródromo. Cómo hubiéramos celebrado —a costillas de Chiquitín, que no te dejaba pagar nada en su mesa— el crecimiento de la inversión en el sector servicios en el Paraguay. Por ejemplo, el servicio de lavado de dinero. Somos capo de tutti capi en esto. Aquí se puede lavar en grande, pero no en chico. Para qué vas a lavar mil dólares si podés lavar 50 millones como el Tío Messer o Don Ramón, el zar del vergel luqueño. Como señalaría Chiquitín, el control es puro bola; solo para que los giles se distraigan.

Y ahora, para el show, el Quincho ordenó crear en el Congreso un equipo llamado pomposamente Comisión Conjunta de Investigación de Carácter Transitorio para la Investigación de Hechos Punibles de Lavado de Activos Contra el Patrimonio del Estado, Contrabando y otros Delitos Conexos. O Comisión Garrote. Pero como diría Chiquitín, su tarea es puro bola.

Ese grupo de pensadores aristotélicos, como el ario Dionisio o el refinado Jatar, está solo para las graderías. No perseguirá el lavado, porque el verdadero es privativo de losamigo. Los garroteros solo tratarán de asustar a las mojarritas que molestan al Jefe.

Ser político de élite, del oficialismo; llevar el título con honor (colorado) es un verdadero arte. Cada día hay que crear algo nuevo para entretener a la afición y hacer como que se trabaja en beneficio del país.

Puro bola, diría Chiquitín, sentado en su deliródromo eterno y escudriñando nuestro deliródromo nacional.

nerifarina@gmail.com

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