Humo por todos lados y la famosa “revisión del Anexo C”

El hecho de respirar humo de los incendios forestales en tu propia ciudad, en tu propio patio, y hasta en tu propia cocina, hace algunos años parecía ser una sensación distópica, algo como una película de ficción muy lejana de la realidad.

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Sin embargo, ya desde los años 2020 y 2021, salir a las calles y sentir que no se puede ni caminar a consecuencia de la humareda es algo bastante real. Tan real como el humo que históricamente nos venden desde los distintos poderes del estado.

Sequía, deforestación, mucho humo y mucha corrupción

No es ninguna película futurista, ni tampoco de esas series apocalípticas que suelen pasar en la tele. Es la pura realidad, muy concreta y a su vez muy muy injusta.

Para entender un poco más sobre lo que está ocurriendo, y lo que ocurrió las pasadas semanas a nivel ambiental y político es sumamente necesario ir un poco más atrás.

Durante el año 2020, se tuvo una sequía histórica a nivel país. La bajante del río Paraguay nunca fue tan pronunciada, además de los muchos problemas en lo que respecta a la distribución de este recurso tan preciado.

Al mismo tiempo, se estaba viviendo un fenómeno un tanto impopular hasta ese entonces. Un desborde total de los incendios forestales en distintos puntos del país, hecho que hizo que durante ciertos días de ese año, en la ciudad de Asunción y alrededores, no se pueda ni caminar a consecuencia del humo.

Al año siguiente, para sorpresa de muchos, el récord de sequía se vuelve a romper, y es aquí donde muchas alarmas completamente desconocidas empezaron a sonar. Estadísticamente hablando, esto nunca ocurrió.

Es decir, nunca se rompió el récord de bajada del Río Paraguay un año, y al año siguiente esto vuelve a ocurrir. En términos hidrológicos diríamos hace algunos años que hasta sería imposible, pero ocurrió.

Cabe mencionar que ese mismo año, la ciudad de Asunción volvió a convertirse en una película de Mad Max, ya que los incendios forestales se desbordaron otra vez y el humo ocupó gran parte de nuestro respirar aquellos días.

Este año, en pleno 2024, nuevamente la sequía rompe récords históricos. Y si, los incendios vuelven a un estado completamente caótico.

Entonces. ¿La sequía tiene una relación estrecha con los incendios forestales? Si, totalmente. ¿Es la única razón? NO, en lo absoluto. Y es aquí donde es necesario en términos ambientales y políticos:

-Si en la actualidad se pierde el control de los fuegos con mucha más facilidad que en décadas anteriores, es un reflejo de que los distintos ecosistemas en territorio nacional se encuentran mucho más débiles. A cualquier chispa, pareciera que todo se desborda. Y esto no es ninguna casualidad.

Paraguay es el segundo país con mayor deforestación en toda Sudamérica. Solo por detrás de Brasil.

Deforestación en América del Sur. Periodo 2001-2020

Hectáreas deforestadas
Fuente: Elaboración propia a partir de datos obtenidos de la plataforma Global Forest Watch.

Cabe recalcar que países de mayor tamaño y mayor cantidad de habitantes como Argentina, Perú y Colombia tienen menor pérdida de masa boscosa en el periodo señalado.

-Hablar de “deforestación” no es solo contabilizar cuántas hectáreas de bosques se perdieron. Esta cantidad de bosque deforestado que aparece en el cuadro anterior, es la cantidad de bosque que se perdió solo en 20 años! . Dicho de otro modo, se perdió demasiado bosque en demasiado poco tiempo, y es ahí donde volvemos al punto anterior; los distintos ecosistemas de nuestro país, nunca tuvieron el tiempo de adaptarse a tanta pérdida de masa boscosa. Es ahí donde se visibiliza el grado de vulnerabilidad ambiental de todo el territorio nacional.

-Ahora bien. Si queremos ir un poco más profundo en lo que se refiere a injusticias, es necesario preguntarse ¿cómo se llegó hasta este punto? Y la verdad no es ningún misterio

Una gran parte de esa deforestación es a consecuencia de la expansión de la frontera agrícola. Los sojeros y ganaderos son claramente responsables de este grandísimo índice de pérdida de masa boscosa. Por otro lado, también es importante mencionar que, en territorio paraguayo, había sido que… la principal fuente de energía no es la energía hidroeléctrica proveniente de las represas.

Acorde al Viceministerio de minas y energías (2023), un aproximado al 40 % de toda la energía utilizada proviene de la Biomasa (leña).

Sí. Así como lo escuchas… no toda la energía que se consume en nuestro país proviene de las hidroeléctricas. Siendo que Itaipu es una de los mayores productores de energía renovable en el mundo entero. ¿Gran contradicción no?

-Es como un gran círculo que no se termina de cerrar. Tenemos una de las represas más grandes del mundo, cuya energía fue históricamente despojada al pueblo paraguayo. A consecuencia de eso necesitamos de otras fuentes de energía, en este caso la “leña”, para obtener leña, se necesita deforestar. Ojo, en paralelo a todo esto, los grandes propietarios de tierra deforestan más, haciendo del país el segundo mayor deforestador de Sudamérica.

La deforestación a gran escala claramente modifica el balance hídrico local, lo cual modifica el patrón de sequías. Es decir, mayor deforestación/mayor chance y mayor vulnerabilidad a las sequías. Más sequías, más deforestación, más incendios forestales.

Lo cual nos lleva al punto actual. El de ciudades llenas de humo. Es como un ciclo interminable, pero con al menos con las responsabilidades políticas bien claras. Son unos pocos los principales responsables.

Pareciera que no hay respiro alguno. Pero Itaipu pudo, puede y podrá ser el gran pulmón de nuestro país.

En las últimas semanas pareciera ser que no hay respiro alguno en términos literales. La sensación de no poder respirar en nuestra propia vereda a consecuencia de la gran cantidad de humo es bastante real. Tan real como la designación Hernán Rivas como miembro de la famosa “Comisión Nacional de Itaipu”.

Así es. El mismo diputado que enfrenta investigaciones por la posible falsificación de su título de grado y que muy claramente no tiene experiencia alguna en temas relacionados a la energía o al medioambiente, fue designado para “acompañar” las negociaciones sobre Itaipu.

¿Cómo puede ser que un personaje con un expediente tan nefasto pueda ocupar ese lugar? Otra vez, la sensación de no poder respirar. Esta vez, los poderes fácticos están vendiendo muchísimo humo. Y no viene de los incendios forestales.

Pareciera ser que no se pude respirar ni dentro, ni fuera de la casa. Ni dentro, ni fuera de la política. Pero justamente ahí es donde debemos parar la pelota a pensar y repensar lo importante en términos sociales, económicos y ambientales de nuestra soberanía energética.

Desde la campaña Itaipú Ñane Mba’e venimos diciendo desde hace varios años que nuestra energía no es solamente “electricidad”, y como vimos en el recorrer de este artículo, es mucho más que eso. Es poder, son fondos, y es también la grandísima posibilidad de vivir en un ambiente sano y saludable.

Solo hay que imaginar un poco, cuanto menos se hubiera deforestado con industrias sustentables que no requieran de leña para su funcionamiento, y con pleno funcionamiento cooperativo. Cuantos hospitales más se hubieran construido para hacer frente al dengue y la chinkunguya (enfermedades que guardan una relación directa con la deforestación) en épocas de inundaciones. Cuánta infraestructura educativa, cuanta infraestructura vial, cuanto transporte público. Cuánto todo…

Es ahí donde debe moverse la pelota. Pensando en todo lo que se puedo, pero también en todo lo que aún se puede ganar.

Es ahí donde la ciudadanía organizada y autoconvocada puede encontrar un gran elemento político de cohesión.

Es ahí realmente donde si la soberanía se ejerce desde un plano soberano, habrá un beneficio real y concreto para nuestra gente.

Es ahí realmente donde nuestro querido y sufrido Paraguay puede encontrar un gran pulmón que nos permita seguir respirando.

*Ing. Guillermo Achucarro. Doctorando en Ciencias y Tecnología Ambiental por la Universidad de Barcelona. Becario de BECAL. Máster en Hidrología y Riesgos por la Universidad de Montepellier. Ingeniero Ambiental por la UNA. Integrante de la Campaña Itaipu Ñane Mba’e / @itaipunanembae

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