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Desde la redacción tuvimos la oportunidad de vivir los grandes acontecimientos de las últimas décadas, algunos con alegría y otros con preocupación, pero siempre poniendo la información, la noticia y la opinión a disposición de los lectores que se multiplicaron con la aparición de nuestro diario digital, la radio y los televidentes.
Puede parecer un lejano recuerdo, pero fuimos testigos de la unión que se vivía en el país durante las victorias de la Albirroja en los últimos mundiales de fútbol de los que participó. Era realmente una inyección de alegría y esperanza, aunque “era solo fútbol” las banderas paraguayas aparecían en cada ventana, en los vehículos y en las calles.
Protestas, manifestaciones y sucesos policiales son parte histórica de la tinta que se imprimió. Junto a decenas de compañeros llegamos a ver hasta a la policía montada persiguiendo a los manifestantes contra la enmienda del 2017 que huían de la policía y algunos que ingresaron a la recepción de Yegros tratando de huir. No podemos olvidar las interminables jornadas electorales que por largas horas se extendían y abrían la posibilidad de un nuevo proceso y esperanza en nuestro país.
No es raro que se busque acallar a ABC, como lo anunciaron una vez más los oficialistas justamente esta semana, se convirtió por años en un escudo que transparentaba casos de bochornosa corrupción y puso en evidencia las malas intenciones que tenían funcionarios, políticos y empresarios en una infinidad de ocasiones. Tenemos hasta un compañero asesinado cuando realizaba su labor publicando a los narcotraficantes, que a la vez eran parte del poder político de una zona del país, en su nombre y en el de tantos que escribieron las páginas con honestidad y patriotismo es imposible callar, como la sirena del mediodía en el microcentro de Asunción.
Mientras existan personas que al recibir una información dudosa por rumores o redes sociales ingresen a sus páginas para corroborar la veracidad, ABC seguirá existiendo. Eso es lo que se llama credibilidad.