Los invitados a la mesa

El festejo de un cumpleaños siempre es una ocasión especial. En este sentido, es esperado por todos y en especial por el agasajado. De tanto en tanto se da alguna excepción, y podemos encontrar a alguno que, por razones de índole personal, religiosa o de algún otro tipo, prefieren pasar de largo la fecha. Pero al común denominador de la gente, por lo menos en este hemisferio y particularmente en nuestro país, le gusta “hacer algo” para celebrar su onomástico.

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La palabra en sí, usada como sinónimo de cumpleaños, está errada. Pero este error encuentra su explicación lógica hurgando en los anales del tiempo. Así, hasta pocas décadas atrás, a uno le tocaba por nombre aquel que correspondía al Santo conmemorado en la fecha del día de su nacimiento. Esta era una regla bastante respetada en nuestra tradición y en ella se encuentra el sentido de la expresión “celebrar el onomástico”. Hay quienes incluso celebran doble: La fecha de su nacimiento y también la fecha asignada a la veneración del Santo que tiene su mismo nombre. Buena excusa para celebrar dos veces, por cierto.

Desde celebraciones en pequeños grupos familiares hasta fiestas rimbombantes de 15 años, en las que literalmente “se tira la casa por la ventana”, todo dependerá finalmente de la voluntad del agasajado como también de quienes desean honrarlo de esa manera. Y, claramente, imposible dejar a un costado el importantísimo detalle de la disponibilidad de recursos a destinar para el acontecimiento.

Además de la celebración propiamente dicha, que es per se una forma de agasajar al afortunado que tiene la gracia de haber vivido otra vuelta al sol, también el mismo recibirá distintos tipos de reconocimientos en especie y otros, que van desde presentes materiales, ofrendas musicales e infinidad de abrazos y muestras de aprecio genuino y no tanto. El límite en este sentido está marcado por el horizonte y la imaginación&solvencia de los invitados.

Un cumpleaños muy publicitado. Fue el celebrado poco días atrás por don Horario Cartes, ex presidente de la República y actual presidente de la ANR. Como corresponde a su investidura, comenzó la jornada recibiendo los saludos de sus correligionarios en el local del Partido Colorado, y más tarde en su residencia particular. Como se puede entender, muchísima gente acudió al primer sitio, para asegurarse de estrechar la mano y, eventualmente, obtener alguna foto ventajosa al lado del líder republicano.

No habrá sido fácil, para aquellos favorecidos con invitaciones especiales y personalizadas al festejo en su residencia particular, elegir un regalo que impresione al agasajado. Quizás algunos hayan apelado al recurso de obsequiar algo de valor afectivo, que eventualmente es apreciado incluso más. En la agradable y concurrida reunión, no faltaron palabras de respeto y agradecimiento, tanto de algunos invitados como también del propio cumpleañero hacia aquéllos. Lo que se dice, estaba feliz y no se esmeró en disimularlo.

Regalos especiales también hubo, como el caso del Senador occidental que, sea por casualidad o causalidad, sólo él sabrá, decidió justamente ese día formalizar su pase a las carpas del oficialismo. Un muy buen obsequio sin ninguna duda, que favorece tanto al que lo recibe como al que lo da. Podríamos incluso enfatizar la idea agregando “Negocio redondo” he’ i cubierta vendeha.

La prensa, como es su deber, dio particular destaque a este acontecimiento. Al mismo tiempo, dependiendo de la línea de tendencia y direccionamiento de los distintos medios, les agregaron matices en tal o cual sentido como agregados o comentarios a las imágenes proyectadas. El público reaccionó a las mismas de igual forma, aquí la objetividad tiene pocas chances y termina sucumbiendo ante la arraigada subjetividad, esta última particularmente odiosa cuando no está basamentada en hechos y pruebas, sino en la mezquina y egoísta envidia.

Porque, a fin de cuentas, mi estimado lector, no hay peor baile que aquél al cual uno no fue invitado. En la fiesta en cuestión, el anfitrión estrechó manos que van a apoyarlo en su gestión y otras que van a firmar apenas cambien los vientos manifiestos en su contra, y el profesional que se formó en el exterior quizás haya sido ubicado en un lugar más lejano al agasajado que el Seccionalero que se jacta de tener 10 mil votos direccionados por él. Pero al margen de éstas y otras realidades, o que el asado haya estado en su punto o no tan blando, el vino servido en copas de cristal o vidrio y Calé ya no declame como antes, lo que más molesta a los que denostan contra esta reunión de la calle España casi General Garay, es no haber estado invitados a formar parte de esa mesa.

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