Incendios y la Guardia Nacional

El pasado viernes, las FFMM recibieron de la Guardia Nacional de Massachusetts (EE.UU.) la donación de dos carros hidrantes, bambi buckets y otros implementos para el combate de incendios. Más allá de lo positivo que representa esta ayuda, urge que el Gobierno se plantee de manera seria el diseño y la aplicación de políticas realistas de prevención de estos siniestros que en los últimos cinco años han crecido de manera alarmante.

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La entrega de la donación de la Guardia Nacional de Massachusetts (EE.UU.) de implementos de combate a incendios forestales a las Fuerzas Militares de nuestro país es algo loable y positivo desde todo punto de vista. Se realiza en el marco de los 20 años de cooperación y, como bien lo digo el Cnel. Richard Cipro, de la Guardia Nacional, ha implicado un gran esfuerzo logístico.

Sin embargo, esto también nos evidencia que en la materia Paraguay tiene todavía mucha tela que cortar y nos debe llevar a la reflexión de que nuestro país no cuenta con una política seria -o al menos no la socializa- de prevención y combate a los incendios forestales. Las FFMM cuentan con la formación de alrededor de 108 efectivos entrenados en conjunto con los Bomberos Voluntarios del Paraguay para el combate específico de los incendios forestales.

Una centena pertenece a la Fuerza Aérea Paraguaya y ocho a la Agrupación de Medioambiente, en el Parque Guasú. La donación recibida es un paso importante para el cometido de la prevención. Pero hacen falta más implementos. Además se necesita planificación y medios materiales como carros de doble tracción tipo Unimog para poder adentrarse en los eventuales focos.

Los “anti imperialistas” ven a este tipo de donaciones como un hecho de intromisión. La pregunta es ¿qué hacen esos críticos por mejorar y proponer acciones para reforzar un área tan sensible como la conservación de los bosques?

Las proyecciones de incendio para este año nos hablan de 41 mil posibles incendios o focos de incendio en zonas forestales que podrían afectar a más de 650.000 hectáreas. El impacto directo es en la migración de la fauna y el deterioro de las áreas protegidas. Los responsables de las políticas preventivas parecen no hacerles mucho caso a estos datos.

Pero estos chispazos, estas ayudas puntuales van sumando en algo a la lucha. Solo de esta manera, como dijo el embajador Marc Ostfield en el acto de entrega, se podrán salvar vidas y propiedades del Paraguay, incluyendo a la de los detractores de este tipo de iniciativas.

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