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En la región, sólo cuatro municipios –Presidente Franco, Hernandarias, Minga Guazú y Santa Rita– cuentan con hospitales distritales. Estos centros, aunque vitales para sus comunidades, no son suficientes para satisfacer la creciente demanda de servicios de salud.
La situación se agrava aún más con la sobrecarga del Hospital Regional de Ciudad del Este, el principal nosocomio de referencia del Alto Paraná, que se encuentra desbordado, incapaz de atender adecuadamente a todos los pacientes debido a la falta de infraestructura, medicamentos y camas.
Las largas esperas para recibir atención médica y la falta de remedios para acceder a un tratamiento digno es el pan de cada día de los altoparanaenses. Los médicos, por su parte, trabajan en condiciones difíciles y con recursos limitados.
En la reseña de sus ejes prioritarios, el Ministerio de Salud se compromete a “garantizar la provisión de servicios de salud con el fin de alcanzar la cobertura universal, bajo el enfoque de protección social, en el marco del Sistema Nacional de Salud”. Este dicho no es más que una promesa vacía cuando ponemos en contexto la realidad del décimo departamento.
Una esperanza de mejorar esta triste situación es la ejecución de un proyecto denominado Gran Hospital del Este, que consiste en la construcción de un hospital de alta complejidad, que está siendo gestionado por actores regionales.
El plan ya está elaborado, pero necesitaba de un terreno. Semanas atrás, la Universidad Nacional del Este (UNE) ofreció disponibilizar un predio de 56.000 m2 para su construcción. Sin embargo, requiere de una inspección técnica del Ministerio de Salud para avalar su entrega de forma oficial, a fin de seguir con la siguiente etapa que es la búsqueda de una fuente de financiamiento.
En su última visita al Alto Paraná, la ministra María Teresa Barán no demostró mucho interés en el proyecto, pues se centró en mencionar que primero recurrirán a un convenio con el IPS y que después se verá la posibilidad del nuevo hospital.
La situación sanitaria requiere una respuesta urgente. El Gran Hospital del Este representa una oportunidad para transformar el actual panorama sanitario, pero todo apunta a que no hay interés de las autoridades nacionales. Siendo así, el Alto Paraná está condenado a seguir padeciendo un sistema de salud precario, de mala calidad y empobrecido, porque sin hospital no hay esperanzas de mejorar.