Política y héroes de la patria

Hace 89 años que se produjo el cese del fuego de la Guerra del Chaco. El 12 de junio de 1935 Bolivia y Paraguay acordaron poner fin al conflicto bélico que duró tres años y que costó más de cien mil vidas para ambas naciones sudamericanas. Recién el 21 de julio de 1938 se firmó el tratado definitivo de paz en Buenos Aires. Dicha contienda está considerada la más importante de esta parte de América del Sur. La historia nos dice que ganamos la guerra aunque en la realidad perdimos territorio.

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Tal vez no cedimos a todas las pretensiones de Bolivia que buscaba tener una salida al mar. Se habla por otro lado que la guerra era por el petróleo que supuestamente existe en el Chaco. Alguna vez se debe contar toda la verdad sobre el tema. Si bien es cierto que aquellas personas de esos años ya fallecieron quedan documentos para la historia.

El 9 de setiembre de 1932 comenzó la Guerra. Los soldados jóvenes partieron del puerto de Asunción cantando felices y portando la bandera para defender la patria en el árido suelo chaqueño. En el estadio de los defensores se reunían las madrinas para enviar los regalos a los combatientes. Estos obsequios consistían en atados de cigarros y cigarrillos. Dulces y caramelos chipas y miel de abeja. Yerba para mate y terere. Velas y fósforos. Lápices y papeles para escribir a su familia. Fotos de sus seres queridos y estampa de la Virgen de Caacupe para encomendarse en los momentos difíciles. En el puerto de Asunción se iban los familiares a observar la lista de los caídos en batallas. Les ponían una cruz en el patio de la casa ya que los cuerpos quedaban en esos campos de batalla.

Que muchas historias y anécdotas nos relataron sobre esa contienda. A nuestros maestros les encantaban las poesías y músicas patrióticas. Recitamos y cantamos en esas fechas especiales. Los desfiles militares y estudiantiles eran maravillosos. Igualmente nos tocaba visitar a los abuelitos ex combatientes y escuchar fascinados esos relatos. Hermosas páginas musicales inspiraron la bravura y el coraje de estos hombres idealistas que fueron a derramar su sangre por defender el suelo guaraní. Tanto nos conmovió la hazaña que intentamos escribir un poema o cuento breve para resaltar el valor de nuestros soldados. Las calles y plazas llevan los nombres de esos héroes. Escuelas y avenidas. Monumentos y Universidades. Nos hacen recordar siempre esos capítulos memorables.

Canto de mi selva es una bella sinfonía del maestro Herminio Giménez que en chiriguelo surgió de la inspiración de ese músico increíble. Se escucha a través de los sonidos el canto de las aves y el susurro de las hojas al m0verse en la selva inmensa. Es una joya que siempre contó don Herminio su origen en una noche de esas intensas e inmensas en el chaco. Nanawa y 13 Tuyuti. Che la reina y Chaco boreal. Dios mio cómo impactaron en nuestras almas esas canciones. Y recordar a Yacaré Valija o Emiliano R. Fernández. O la película donde los soldados corrían desesperados por beber un poco de agua arrastrándose por alcanzar los camiones con agua.

Eugenio A. Garay que ejemplo de soldado paraguayo. A sus 80 años motivó a su tropa a seguir hasta Yrendague y no rendirse ante los bolivianos. Dicen que Rafael Franco murió tan pobre que colaboraron todos para comprarle el cajón. Dicen que Eligio Ayala caminaba hasta el Palacio todas las mañanas. Dicen que Félix Paiva pidió permiso para usar el vehículo y llevar a su hija a la iglesia en su boda. Dicen que Manuel Franco donó su casa donde está ahora Radio Nacional. Nosotros tenemos estos ejemplos de honestidad y patriotismo. No tocaban ni un guaraní de la plata pública.

Ciudadanos y autoridades tenemos mucho que aprender de estos héroes. Hoy mas que nunca que honrar sus memorias sería trabajar menos por el país y robar menos. Ser menos codiciosos y corruptos. Buscar la paz y el bienestar de todos los paraguayos en honor a nuestros abuelitos.

blila.gayoso@hotmail.com

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