Nos debería preocupar

El grupo de amigos encontró una buena oportunidad para reunirse con el tema de la final de la Champions. Como espectáculo es algo fantástico, de esto no cabe duda alguna. Lo que sí deja una incógnita son las emociones que provoca un evento que ocurre a miles de kilómetros de distancia y que, en puridad, nos afecta poco y nada.

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Ya finalizado el cotejo entre ambos equipos europeos, con un resultado en línea con lo que indicaba la estadística, los temas de conversación del grupo empezaron a apuntar hacia otras cuestiones de interés. Y es que, desde antes de comenzar el cotejo, como también durante casi todo el transcurso del mismo, los asuntos discutidos giraron y hasta ahondaron exclusivamente sobre el título en disputa y los equipos participantes.

Poderoso aglutinante el deporte rey. Sin duda alguna, una máquina de hacer dinero y de unir a millones de personas en torno a un espectáculo positivo, pero posiblemente muy sobrevaluado. Un deporte en el que muchas veces el fervor que demuestran quienes lo practican dentro del campo es igual al de los hinchas fuera de él, dispuestos a llegar a discusiones interminables y hasta actos de extrema violencia. En tiempos donde muchos países consideran abolir el servicio militar obligatorio, cada año mueren personas durante hechos violentos relacionados al fútbol… inocentes algunas, otras fanáticas de los colores de su equipo.

En el mismo contexto, llama poderosamente la atención el amplio conocimiento que tiene la gente sobre todos los aspectos relacionados a este deporte. No nos limitemos aquí al deslucido campeonato local: Podemos sin temor hurgar sobre resultados del fútbol argentino e italiano, así como transferencias y otros detalles, y comprobar que la mayoría está al tanto. En algún momento, ya hace varios años, la “futboludez” como tan bien la definió Andrés Calamaro, se impuso por sobre todos los demás temas.

No se habla demasiado de la invasión rusa a Ucrania. Tampoco se debate acerca de si la reacción del primero al no cumplimiento de la OTAN en relación a la instalación de armas nucleares en países limítrofes a Rusia fue correcta o sobredimensionada. A pesar de que apenas iniciados estos incidentes ya subieron los precios de combustibles y se habló de que habría escasez de algunos insumos, parecería no ser un tema importante.

Preocupa. Todo un país pendiente de que uno de los equipos locales “grandes” pierda para no hacerse del título. Mientras tanto, acabamos de renegociar con Brasil los términos de la explotación del excedente energético paraguayo en la represa conjunta, en condiciones no muy claras. Mientras el Brasil anunció el resultado de inmediato, la versión oficial nuestra, en principio difusa, pasó luego a ser anunciada como brillante… para terminar siendo -había sido- no tan buena para los intereses del país. A medida que se aclaraba, más oscurecía, pero tampoco generó un tema de discusión y controversia nacional.

Como que algo nos debería hacer ruido en el fondo de nuestra conciencia… Algún llamado a la preocupación debería surgirnos a partir del momento de no hablar, aunque sea a grandes rasgos, del enorme genocidio que se está dando en la Franja de Gaza, donde Israel se está tomando justa revancha… pero en una proporción absolutamente desmedida. Quizás este tema no sea atractivo, como sí parece serlo festejar el título de un equipo perteneciente a la liga quizás más salpicada de denuncias de corrupción y lavado de dinero de Europa.

Tristeza: en el Departamento de Ñeembucú continúa la situación de emergencia, con más de 1.500 familias afectadas a causa de las inundaciones. Al margen de la asistencia a las mismas para satisfacer sus necesidades básicas, toda la región se verá afectada aún más a causa de los daños ocasionados por las pérdidas de cultivos y mortandad de animales, entre otros. Mientras tanto, se comenta en las rondas de tereré -¡noticia del momento!- el monto de la transferencia de Mbappé y los salarios y premios que reciben Carvajal y Júnior. Quizás sea una manera inconsciente de escapar de la aburrida cotidianeidad, o un mecanismo para evitar asumir realidades que sí nos afectan directamente y responsabilidades que nos atañen.

Ningún hecho ni problema está demasiado lejos de nosotros como para no interesarnos, y en ese mismo sentido cada uno de nosotros debería revisar con detenimiento a qué le dedica su atención. Y si es como parece, que los medios de prensa radial y televisiva le dedican más tiempo al fútbol que a otros temas, tenemos ante nosotros un problema que nos debería empezar a preocupar.

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