Itaipú, energía, fondos y mucho poder. Versión 2024

Lo de la tarifa ya cerró. El gobierno actual lo anunció como una victoria total, como si fuera que el campeonato ya está terminando. Pero los datos y las dudas hablan más fuerte, y una victoria no fue. Según el acuerdo firmado, el “Anexo C” se tiene que cerrar a finales de año, lo cual nos deja un margen para seguir pensando que algún partido se sigue jugando.

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Justamente pensando en todo lo que se viene anunciando desde el último mes, y todo lo discutido en los últimos años en referencia a la gran problemática de Itaipú, es estrictamente necesario bajar la pelota y preguntarse exactamente qué partidos estamos jugando hoy en día: ¿Para quiénes? ¿O contra quiénes?

Una visión país, un consenso país. ¿Dónde estamos hoy?

Si lo del Anexo C sigue aún semi-abierto, ¿será que se cambiarán los componentes del CUSE (1)? ¿Serán nuevas deudas? Mucha información no hay al respecto. ¿Será que será solamente otra vez una cuestión de fondos?

Abordar la pregunta de ¿Dónde estamos hoy? podría volverse un tanto subjetiva, ya que existen puntos de vista muy diversos sobre la situación actual. No obstante, existen elementos objetivos, que nos permiten ver la realidad concreta en lo que respecta a la forma en la que el Paraguay está utilizando la energía eléctrica. Comencemos por la matriz energética.

Acorde al Viceministerio de Minas y Energías (2) del 100 % que se produce en términos de energía a nivel país (38 % del total es hidroenergía, 38 % biomasa y 24 % derivados del petróleo) sólo un 20% de lo que se “consume” es hidroenergía, el resto corresponde a biomasa y a derivados del petróleo. En términos sencillos, a nivel país se produce mucha energía proveniente de las megarepresas, pero en realidad lo que más se consume en términos de energía es “leña” y distintos “derivados del petróleo”.

Si bien, dicha información representa datos del 2022 (los datos del 2023-2024 aún no están disponibles), los números definitivamente no serán mejores para el corriente año. Sólo el 20 % de lo que se consume a nivel nacional como energía corresponde a la energía hidroeléctrica.

En ese aspecto corresponde por ende preguntarse, ¿a dónde va toda esa energía en la realidad concreta y cotidiana en Paraguay?

Ya en el gobierno de Mario Abdo se presentaba como propuesta potenciar el uso local de la energía eléctrica para generar un supuesto desarrollo “limpio” y que genere “mayor bienestar social”. En ese marco la ANDE expresó el interés de otorgar permisos de uso intensivo de energía para la instalación de empresas extranjeras.

El 3 de mayo del 2021 año firmó contrato con una de ellas -ATOME Paraguay S.A.-, y abrió la presentación de manifestaciones escritas de interés para adquirir energía eléctrica de alta tensión por un total de 1.000 MW (3)

Otra de las electrointensivas (4) estrella es Penguin Infrastructure S.A . A diferencia de ATOME que va a producir “hidrógeno verde” (5), Penguin es un “data center (6)1″, el cual ya en el 2022 firmó un contrato un contrato de conexión y suministro de energía eléctrica, para la instalación del centro de datos justamente. La potencia contratada es de 100 MW en alta tensión (220.000 voltios), y será entregada en la Subestación Parque Industrial Hernandarias (PIH) (7).

Este conjunto de elementos toma dimensiones centrales en la proyección del modelo de sociedad para el presente y futuro. El marco de la disputa en torno al control de los recursos energéticos es, por lo tanto, central hacia la perspectiva de estructuración de la matriz energética del mediano y largo plazo, y a la definición del modelo económico-político nacional.

En ese marco de disputas, las industrias electrointensivas (con inversiones privadas multimillonarias, y un claro subsidio estatal) se ubican sino como la principal estrategia en lo que a “uso local de energía” se refiere. ¿Es lo que queremos?

Ser el paraíso de las criptomonedas y las grandes electrointensivas. ¿Ese es el partido que estamos jugando?

Más allá del boom mediático de las últimas semanas, que el actual gobierno orquestó muy bien, es necesario mirar desde arriba y ver la hoja de ruta que es bastante clara: la profundización de la extranjerización y la mercantilización de los bienes comunes, en sencillo: nuestro país para el “uso y abuso” de otros, y nada para el pueblo.

Hasta la fecha existe un esquema jurídico, económico y político en el país para que sea un paraíso de inversión. Esta situación es comparable con el extractivismo agrario porque genera poco empleo, depende de insumos externos y lleva las ganancias al extranjero, no al país.

Es decir, requiere de una importación de tecnología avanzada, pretende recibir concesiones o beneficios tarifarios, y además es rentable porque existe antecedentes históricos de despojo y privatización en el país en temas de energía. Como fue la firma del Tratado de Itaipú en el año 1973 y las condiciones impuestas luego de su firma.

El debate en torno a la aprobación de la regulación de la actividad minera de criptomonedas en el Congreso Nacional y la emergencia del alto nivel de uso ilegal e informal de la energía para este fin, visibiliza que esta actividad replica el mismo esquema de uso de la energía para el lucro y aprovechamiento de unos pocos.

La instalación de estas empresas no implica cambios significativos ni en la matriz energética ni económica actual, sino una profundización del mismo proyecto económico que viene manteniendo al país en el atraso y generando grandes desigualdades.

La pelota en nuestra cancha

Hoy en día la pelota sigue estando en nuestro lado de la cancha.

Necesitamos visibilizar la actual hoja de ruta que está llevando a cabo el gobierno de turno, y a su vez comprender la necesidad de otro camino.

Un camino que responda a los intereses reales de la ciudadanía, donde la energía y todos los fondos vayan hacia un desarrollo integral y popular, y no al desarrollo del bolsillo de unos pocos.

*Guillermo Achucarro. Doctorando en Ciencias y Tecnología Ambiental. Universidad Autónoma de Barcelona. Docente universitario e investigador en el área de políticas climáticas y transición energética. Integrante de la campaña Itaipu ñane mba´e / @itaipunanembae

(1) Costo unitario de servicio de electricidad. Es la manera en la cual se construye la factura de la ANDE.
(2) https://www.ssme.gov.py/vmme/pdf/balance2022/BEN%202022_Estadistico_VF.pdf

(3) https://www.abc.com.py/edicion-impresa/suplementos/economico/2022/06/05/itaipu-2023-hechos-consumados-y-escenarios-posibles/
(4) Una industria electrointensiva es aquella en la que la electricidad es un factor primordial en su proceso productivo. Esto significa que consume una gran cantidad de energía eléctrica en relación con su producción.
(5) El hidrógeno verde es un combustible producido a partir de energías renovables como la solar o la eólica, mediante un proceso llamado electrólisis. En este proceso, se utiliza electricidad para separar las moléculas de agua (H2O) en sus componentes, liberando hidrógeno (H2) y oxígeno (O2).

(6) Es un espacio físico donde se encuentran servidores, sistemas de almacenamiento, redes y otros equipos informáticos que permiten almacenar, procesar y distribuir grandes cantidades de datos.
(7) https://www.ande.gov.py/interna.php?id=10160

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