Separemos

Los problemas medioambientales que se originan a partir de la producción de residuos orgánicos y plásticos en los hogares son una realidad y preocupación a nivel mundial de la que nuestro país no está exenta. Usted y yo generamos toneladas de basura cada día en nuestras casas, y somos responsables en gran medida de lo que ocurra a partir de ello. El tratamiento adecuado de este problema es de gran importancia, pero recién empieza a tomarse en serio en nuestro país.

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El vertedero de Cateura colapsado, que conlleva además de la acumulación de basura el consiguiente daño al medioambiente, va de la mano con el lixiviado que, a causa igualmente del tratamiento inadecuado fluye hasta el cauce del río Paraguay. La consecuente contaminación de las aguas es sumamente perjudicial, porque conlleva un proceso más costoso y complejo para el tratamiento de las mismas para consumo humano, y la destrucción de la fauna ictícola y flora acuática.

Donde hay problemas, hay oportunidades: empresas particulares ya están funcionando y otras más en proceso de hacerlo, ubicadas en la margen occidental del río Paraguay. Allí, a través de procesos más modernos y hornos se destruye gran parte de la basura. Pero ésta es solamente una arista de la solución al problema, y beneficia tan solo a Asunción y ciudades aledañas. En el interior del país, todavía no existe un plan en ejecución de cara al mismo tema.

Es destacable en este sentido el trabajo de organismos no gubernamentales y organizaciones ambientalistas, quienes en alianzas con Municipios y empresas privadas desarrollan desde hace años la tarea de inculcar a la ciudadanía la importancia de la separación “en origen” de los residuos. Este sencillo proceso, consistente básicamente en separar desde los hogares la basura orgánica, papel y cartón, latas y botellas, facilita enormemente la tarea al trabajo que se desarrolla a partir de que estos desechos son puestos, o bien en las veredas para la recolección por parte de la Municipalidad, o bien en los “Puntos Verdes”, que ya se encuentran en algunos comercios y otros sitios en muchas ciudades.

A partir de esta separación en origen los beneficios son enormes: desde la educación ambiental a nuestros hijos en la casa, pasando por una muestra de respeto a los miles de personas que se dedican a la recolección de materiales reciclables como medio de vida hasta los menores gastos -entre otros el uso de agua- de las industrias recicladoras. Lo que se dice, generamos todo un círculo virtuoso.

En relación a los recicladores: se estima que 25 mil familias se dedican a esta actividad, por lo que la misma influencia en forma directa a aproximadamente 100 mil personas en nuestro país. Ellos recorren desde temprano los barrios, las calles y las plazas y van juntando los residuos que deja la gente. Agradecen mucho cuando las familias y empresas les facilitan el trabajo, por el cual son redituados en forma justa en los centros de acopio.

En los países del Primer Mundo estas prácticas están en uso desde hace décadas, pero la normalización de las mismas también requirió de un proceso. La problemática de la disposición de basuras ya constituyó para estas sociedades un problema 40 años atrás, por lo que se vieron obligadas a resolverlo. No es mucho más complicado que esto. De la misma manera, el problema está instalado entre nosotros ahora, y más vale que nos ocupemos del mismo lo antes posible, ya que las consecuencias negativas de no hacerlo serían casi imposibles de cuantificar por la gravedad que entrañan.

La separación en origen debe ser un término que, a corto plazo, todos los paraguayos conozcamos y apliquemos. Representará un crecimiento significativo en materia de respeto al medio ambiente, y también colabora a la cultura general a partir de entender en qué se basa su importancia. Por otro lado, y no menos importante, demostrará una empatía y respeto hacia un segmento de la población que encuentra en esta actividad una posibilidad real de generar ingresos a través de su trabajo, y cambiar de esta forma la realidad de todo su ámbito familiar.

Sobre las empresas que cuentan con estos “Puntos Verdes”: en las mismas hay recolectores asignados, y los mismos desempeñan sus labores con seriedad y mucho profesionalismo. Resulta además sumamente alentador escuchar cuando manifiestan “Agradecemos a los comercios que nos dan esta oportunidad, de esta forma llevamos el pan a nuestros hogares y la gente ya nos mira con respeto. Desde que trabajamos así, ya no nos dicen basureros. Somos recicladores, y estamos orgullosos de nuestro trabajo”. Por respeto a nosotros mismos, a las personas que trabajan reciclando y a la industria que reaprovecha la materia prima para transformarla: Separemos.

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