Cargando...
Por de pronto, la ley es aceptada y bien conocida por algunos políticos, entre ellos algunos que serán administradores de los aproximadamente 600 millones de dólares que se estima son necesarios para la ejecución, según el congreso.
En este contexto, es más que necesario repasar las situaciones y los números involucrados.
¿Qué pasará con la investigación, la universidad pública, la salud, vivienda por AFD, etc.?
Recordemos que el Fondo Nacional de Inversión Pública y Desarrollo (Fonacide) provisiona, en esencia, capital para varios frentes prioritarios en cualquier república: salud, educación-investigación, infraestructura, crédito (como para el de Primera Vivienda).
En específico, sobre la distribución del Fonacide: 25% del dinero es para el Tesoro Nacional, para programas y proyectos de infraestructura; el 26% va al Fondo para la Excelencia de la Educación y la Investigación (FEEI); 25% a las gobernaciones departamentales y municipalidades, el 10% al Fondo Nacional para la Salud; el 7% para la Agencia Financiera de Desarrollo (AFD) y el 7% para el Arancel Cero.
Además de dejar de lado el Fonacide, el referido proyecto colisiona con la Ley Nº 5210, de Alimentación Escolar y Control Sanitario, que dice que tanto la alimentación integral del niño, como su cuidado sanitario (prevención de caries, agua potable, desparasitación, vacunas, etc.), deben ser garantizados por el Estado. Sin embargo, con la nueva ley (Hambre cero) da a entenderse que todo ese conjunto de derechos se cambia por un plato de comida.
La movilización universitaria como garantía
Parece ser que la única contrapartida letal, la presentan estudiantes en manifestación pacífica, en el departamento Central y otras ciudades del interior.
En la Universidad Nacional de Asunción, con toma del campus, facultades y rectorado; principalmente reclamando el desfinanciamiento, con fondos Fonacide (7%), del Arancel cero, unos US$ 20 millones logrados para estudiantes de bajos recursos por ley vigente desde el 2021.
El Arancel cero y otros programas de importancia, anteriormente cubiertos por el Fonacide, quedan en la nebulosa, por lo que es totalmente entendible el reclamo estudiantil; principalmente, porque si no pueden ser garantizados seriamente 20 millones de dólares, mucho menos podrá ser garantizada la buena administración centralizada de los US$ 600 millones que ambiciona el nuevo proyecto (Hambre cero) a ejecutarse.
Los números de Itaipú vs. el reclamo estudiantil
Pero recordemos que la compensación por cesión de energía (fondos para el Fonacide), no es el único monto discutido en torno a Itaipú, históricamente. Incluso, vale la pena hacer reflexiones y comparaciones (conociendo más sobre Itaipú) sobre lo que representa el Arancel cero en razón de los números más discutidos en Itaipú, en los últimos años:
En primer término, los gastos sociales (dinero poco informado desde Itaipú, a pesar de los millonarios contratos con el sector privado): son unos US$ 409 millones que representan veinte veces el monto exigido por estudiantes para cubrir el Arancel cero.
Después, están los montos obtenidos por royalties más compensación más pagos para ANDE, que en valores del 2023 simbolizan veintisiete aranceles cero. Además, si se toman en cuenta los US$ 1.000 millones (que viene luchando este y el anterior Gobierno, para lograr aumentar gastos sociales en función de la tarifa más alta posible); dicho valor significaría 50 aranceles cero.
Por otro lado, no se puede dejar de hablar de la deuda ya saldada por Itaipú. Deuda no auditada de manera correspondiente, hasta hoy día, y que fue pagada en mayor medida a entidades financieras brasileras.
Según los datos oficiales, dicha deuda equivale a 3175 aranceles cero o, dicho de otra manera, 105 años de hambres cero.
Los otros números que esperan el verdadero Hambre cero
Paradójicamente, hay 289.000 personas que tienen menos de G. 12.000 diarios, para alimentarse y cuidarse, y 1.330.000 personas que no alcanzan G. 28.000 diarios para vivir.
La gran mayoría, probablemente, no asiste, ni asistió, ni sus hijos asistirán a escuela alguna; lo que podría significar que poco o nada influirá el proyecto Hambre cero en sus vidas.
Mientras quedan esperanzas por lograr proyectos realmente íntegros, que atiendan la alimentación de los escolares, pero también su salud y la salud de sus padres, en lo mínimo, la lucha ciudadana probablemente continuará.
Quizás, en un futuro, hasta haya lugar para los más de 500.000 paraguayas y paraguayos que viven en Argentina y los más de 100.000 compatriotas que migraron para España.
En la espera de un mejor futuro, apostar por los múltiples recursos del Paraguay (muy en especial por Itaipú y Yacyretá) debería ser la gran opción para la educación, para la salud, para la generación de empleos dignos, con industrialización; siempre y cuando la corrupción ya no se lleve la mejor parte.
*Joel López es Ingeniero Electricista por la Universidad Nacional de Asunción (UNA), docente e investigador. Ingeniero en el sector privado, activo dirigente estudiantil en su periodo, marcado por #UNANoTeCalles. Integrante de la Campaña Itaipu ñane mba’e / @itaipunanembae