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Después del paso doloroso por el calvario, y resucitar al tercer día, el mensaje es magnífico, porque se trata del perdón y el regalo de vida eterna. Para obtener ese don debemos pasar por un proceso y vivir en santidad y obediencia. No es algo fácil imitar la vida de Cristo y llevar a cabo todo su ejemplo. Pero Dios no envió en vano a su amado hijo. Lo hizo para que nosotros cambiemos nuestra manera de pensar, ser, creer, sentir y actuar con el prójimo. Cada uno debe poner su esfuerzo y voluntad para lograr esa transformación y ser más humanos y sensibles.
En la sociedad nos hace falta practicar los valores cristianos y ser comprometidos para dar amor, respeto, tolerancia y perdón. Tenemos que ser solidarios con los demás y pedir misericordia por este mundo donde hay guerras, epidemias y pobreza. Si Cristo ya nos trajo la buena noticia, no podemos vivir en las sombras y en un estado de degradación moral impresionante. Las injusticias que observamos duelen profundamente. La cultura de la muerte nos golpea terriblemente. Y todos juntos podemos salir de este pozo si clamamos a Dios y establecemos con él una buena comunicación.
Jesús fue un político revolucionario que vino a cambiar todo el sistema. Sus mensajes eran contundentes. Y lo crucificaron precisamente por ser antisistema y despertar las conciencias dormidas. Jesús habló de un nuevo mundo donde no debía existir la hipocresía, la mentira, la traición y la codicia. Jesús predicó el amor, sanando a los enfermos, multiplicando los panes, perdonando los pecados y entregando su propia vida. Y está vivo y presente esperando lo mismo de todos sus hijos.
Mientras veas un niño hambriento en la calle y no hagas nada, Jesús seguirá en la cruz. Mientras hayan unos cuantos ricos que roban al pueblo su paz y su pan, Cristo seguirá en la Cruz. Mientras nuestro corazón sea duro y no se vuelque al Salvador, Cristo seguirá en la cruz. Mientras haya tantas guerras en el mundo, Cristo seguirá en la cruz. Pero está en nuestras manos que logre una resurrección si nos decidimos cambiar y seguir el camino que el señaló. “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al padre sino a través de mí” (Juan 14. 6).
Ojalá que los políticos reflexionen sobre su tarea para el bien común. Ojalá que piensen en su pueblo dando educación y salud. Creando fuentes de trabajo y riqueza para terminar con la pobreza y la ignorancia. Ojala que exista más seguridad para la población ya que si los que están arriba roban escandalosamente los ladronzuelos roban gallinas. Los gobernantes deben dar el ejemplo de honestidad para qué él pueblo los imite. La corrupción llega a permear todas las capas sociales y termina destruyendo todo, si no se logra combatirla con determinación. Jesús espera de todos nosotros esa transformación- Es el mensaje de Pascuas de Resurreción. Un gran cambio en nuestras vidas y en nuestro corazón..
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