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Entre otras cosas, sostienen los expertos, La defensa del espacio aéreo y la soberanía aérea de nuestro país tiene varias aristas. Por un lado, están los medios aéreos que la Fuerza Aérea Paraguaya (Super Tucanos) debería contar para poder cumplir su misión constitucional de resguardar dicho espacio aéreo y reprimir los vuelos ilegales.
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Pero contar con estas aeronaves es solo una parte, ya que no nos sirven de nada si no contamos con los radares para detectar esos vuelos. Nuestro cielo se encuentra sumamente desprotegido y es un “cielo fácil” para criminales ante la falta de radarización primaria del territorio hacen difícil la interceptación de vuelos ilegales.
Los primarios detectan los vuelos a baja altura, mientras que los secundarios se utilizan para monitorear los vuelos comerciales a gran altura, tal vez por ello a la DINAC poco le importan los radares primarios porque los vuelos comerciales son los que los sostienen económicamente y combatir los vuelos ilícitos no son de su interés.
Así las cosas, la FAP se ve obligada a improvisar con un par de radares móviles de corto alcance, mientras que los tres aeropuertos del interior cuentan con sistemas prácticamente inservibles. Esta precariedad deja enormes ventanas abiertas a los aviones ilegales que surcan nuestros cielos impunemente.
En 2021, el Congreso aprobó una ley para implementar un sistema radar integral que cubra todo el espacio aéreo nacional mediante 9 estaciones terrestres de largo alcance. Sin embargo, esta iniciativa fundamental para recuperar nuestra soberanía aérea languidece en la burocracia gubernamental sin ejecutarse.
¿Hasta cuándo permitiremos que nuestro país siga siendo un parque jurásico para el narcotráfico aéreo, poniendo en riesgo la seguridad ciudadana? Los cárteles de la droga utilizan nuestros cielos porque saben que no tenemos capacidad para detectarlos y neutralizarlos. Las mafias no temen volar sobre un Paraguay ciego.
La inversión en un sistema de vigilancia aérea eficiente debería ser prioritaria, tanto por razones de seguridad nacional como de dignidad soberana.
* Marta Escurra posee un doctorado en Defensa, Desarrollo y Seguridad Estratégica.