Corrupción es vida, estimado señor Nephew

Habrase visto tal despropósito: venir a pedirle a un gobierno colorado que luche contra la corrupción. Eso vino a hacer un señor Richard Nephew, el del pomposo título de Coordinador Global Anticorrupción de Estados Unidos. No sabe acaso que si se acaba la corrupción se acaba el partido: de qué van a vivir los pobres correlí. ¡Corruptos del Quincho, uníos! No dejéis que caiga vuestra embriagadora bandera.

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La corrupción está en el ADN de la ANR desde que Stroessner tomó el poder y el partido. Mi generalestrone —como decía don Mario— no inventó la corrupción, pero la sistematizó para que fuera el aglutinante de la “unidad granítica” del coloradismo.

El concepto de corrupción se amplía cada día, pues hay más formas de corromperse. En términos políticos, la corrupción atañe a las instituciones públicas y a la utilización ilícita e ilegítima de su cargo por parte de un funcionario en provecho propio o de su grupo. Corrupción tiene una cantidad de sinónimos: putrefacción, podredumbre, degeneración, depravación, prostitución, perversión.

Los nepobebés son símbolos irrebatibles de corrupción. Hay verdaderas dinastías parásitas en cargos públicos millonariamente remunerados (sin prestación laboral demostrable) solo porque son hijos de. La expresión palmaria de ello es la hija del vicepresidente de la República, que no tiene ninguna condición para ganar 18 millones de guaraníes en el sector privado, tal como está “ganando” hoy en el sector público. Son 18 millones salidos del pueblo para engrosar de manera ilegítima la cuenta bancaria de la tal hija de papá. Es, ni más ni menos, un latrocinio, una defraudación grave.

Al reelecto presidente de Diputados, gran cohonestador de nepobebés, se le pidió una opinión al respecto, y se largó una cantinfleada desopilante.

El politólogo norteamericano de origen alemán Arnold Joseph Heidenheimer clasificaba la corrupción en tres tipos: la blanca, la gris y la negra. La primera era aceptada por la sociedad y las élites; la segunda generaba resistencia en varios sectores, y la tercera ya era intolerable y punible.

Aquí la corruptela (de color blanco) genera una dinámica que indefectiblemente termina en la corrupción más negra, punible. Pero pasa que desde que la corrupción se volvió sistémica como factor de cohesión partidaria, hasta la más negra no solo es tolerada por el poder, sino que es reciamente protegida. Es que la corrupción está en el poder mismo. En su caracú. E hizo metástasis en otros partidos.

Al día siguiente de que el señor Nephew se reuniera con el presidente Peña, el vicepresidente del JEM, ¿abogado? Orlando Arévalo, era suspendido por el BNF por emitir cheques sin fondo. Magínese usté, diría un expresidente.

Suena demasiado ingenuo —por lo menos en apariencia— que Washington le pida al gobierno cartocolorado que “luche” contra la corrupción. Es como pedirle que se dispare ahí donde Cartes dijo que se pegaría un tiro si tuviera un hijo gay.

La corrupción es vida para el coloradismo. Así que, Mr. Nephew, olvídese de que su pedido vaya a ser cumplido.

nerifarina@gmail.com

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