Trago amargo

El despilfarro del dinero público es un tema que ha generado numerosas críticas, ya que se habla de salarios exorbitantes en el Congreso Nacional para cargos que a la vista de todos son innecesarios.

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Uno de los ejemplos más absurdos es el de la “Jefa de Café”, quien percibe un salario de G. 13.000.000. Resulta indignante cuando pensamos en los miles de profesionales que, a pesar de su esfuerzo de años y dedicación diaria, no llegan ni a la mitad de ese monto.

Es evidente que hay una falta de criterio y priorización en el manejo de los recursos, lo que refleja una gestión irresponsable y poco transparente.

No tenemos que olvidar que el dinero público proviene de los impuestos que pagamos todos los paraguayos, por lo que tenemos derecho a exigir que se utilice de manera responsable.

El Congreso Nacional debería ser un espacio en el que se toman decisiones políticas y se legisla para el bienestar de la sociedad, pero lo que tenemos hoy en día está lejos de eso.

El derroche de dinero público en cargos innecesarios pone en entredicho la integridad y la verdadera vocación de servicio de los legisladores. Entran los hijos, los hermanos, los amigos, las parejas. Hay trabajo para todos ellos.

Algunos opinan que se los persigue, que en el caso de los hijos ellos no tienen la culpa. Otros refieren que tienen “idoneidad” para sus cargos. Hasta ellos mismos se escudan con la palabra “confianza”. Mientras los ciudadanos solo vemos una cosa: abuso.

Es imperante que se realicen cambios estructurales en la asignación de salarios y cargos, con el objetivo de reflejar una distribución más equitativa. Los ciudadanos que se esfuerzan y dedican tiempo y energía en estudiar y mejorar constantemente merecen ser reconocidos y remunerados acorde a sus méritos y aportes reales a la sociedad sin importar color. Es necesario que exijamos rendición de cuentas y transparencia en el manejo de los recursos públicos.

A los comunes nos toca el trago amargo. No gustamos de una tacita de café... Queremos un país justo. Con médicos y maestros bien pagados. Un país que no se encuentre lleno de “asesores” sino de ciudadanos honestos.

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