Cargando...
En rigor, las “comilonas” de este tipo son una práctica bastante extendida en la región. Fram, Edelira, Cambyretá, Carmen del Paraná, Encarnación, por citar algunas, tienen su “comilona” anual para estos menesteres.
Son plausibles iniciativas ciudadanas inspiradas en el altruismo y el espíritu de servicio, que contrastan groseramente con la ambición sin límites y la voracidad que caracterizan a nuestros “líderes” políticos, y que son precisamente los que pauperizan los servicios de salud pública en el país con la mala distribución de los recursos generados por el pueblo.
En abril del año pasado, escuelas agrícolas de todo el país habían elevado su voz de protesta porque el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) aplicó un tijeretazo al presupuesto destinado a estas instituciones en las que se forman a jóvenes hijos de campesinos.
En mayo pasado, estudiantes de la escuela Argentina de la ciudad de Encarnación “tomaron” la sede de la institución para exigir la construcción de baños sexados porque el que tenían se caía a pedazos. Esta semana vimos profusamente en la prensa fotografías de escuelas “tapera” y precariedades de toda laya en locales en los que se deben educar los futuros ciudadanos de esta nación. Aquellos que no pueden asistir a “escuelas top”.
Una remanida frase dice que “cada pueblo tiene el gobierno que se merece”. Si el nivel de desarrollo de una sociedad se ve reflejada en la “calidad” de sus representantes, debemos admitir que la nuestra es fatalmente inútil, ignorante, egoísta, cobarde y prepotente.
Aceptamos mansamente que unos sujetos con ínfulas de tribuno romano malgasten nuestro dinero en “sillones de oro” o repartiendo cargos entre la parentela, mientras en las escuelas no hay pupitres decentes y el pueblo organiza “polladas” para mantener en funcionamiento los hospitales públicos.
No es casual que nuestro sistema educativo sea precario y mediocre. Un pueblo educado jamás votaría a estos políticos. Pero hete aquí que son inamovibles. Ergo: esta mediocre y corrompida “élite” entronizada en el poder no es sino un lastimoso reflejo de lo que somos como sociedad.