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El gobernador de Caazapá, Cristian Andrés Acosta, desde el primer día de su gobierno expresó su preocupación por el “mote despectivo” que tiene nuestro departamento. “Caazapá, el departamento más pobre”. Acosta entiende y aparentemente demuestra voluntad política que los caminos que existen para salir de la pobreza es invertir en “educación” en primer lugar, en el segundo y también en el tercer lugar.
Mi Primer Libro es una muestra fehaciente de la voluntad política, del actual gobernador de Caazapá, en apoyar la educación. Pero el MEC también debe poner de su parte e invertir realmente en el departamento de Caazapá, donde las necesidades en todos los aspectos son demasiadas.
En el departamento de Caazapá, las escuelas tienen necesidades básicas. Por ejemplo, no existe una sola institución que tenga un vestuario para que los alumnos se puedan bañar después de practicar deporte.
Muchos de los alumnos, especialmente en las escuelas rurales, no cuentan con agua potable, una necesidad básica para que los niños puedan tener una salud en óptimas condiciones para poder aprender.
Igualmente, no hay que descuidar la capacitación permanente de los docentes, quienes necesitan actualizarse día a día para que los alumnos puedan recibir la mejor educación y para que la siguiente generación de caazapeños ya no sean los más pobres de nuestro país.
La adecuación tecnológica es otra prioridad para las casas de estudios del departamento de Caazapá. La conectividad al internet hoy día es fundamental, un proyecto de digitalización de las escuelas rurales se debe ejecutar y que no sea solamente en papeles.
En fin, las necesidades en el departamento de Caazapá tienen una lista demasiado larga. Pero las autoridades tanto de la gobernación, de las municipalidades y del MEC deben entender que para sacar a este pueblo del último lugar de la pobreza, deben invertir en educación en primer lugar, en el segundo, en el tercero, y si sobra algo de dinero, en el cuarto también…