Yo voy a seguir trabajando

Apenas estacionamos un sábado de noche en la zona de Villa Morra, el hombre mayor se acercó para decirme -en tono cordial, cosa que no siempre ocurre- “te voy a cuidar el coche, 20 mil nomás es”. “Buenas noches señor, cómo no, a la vuelta le voy a pagar” fue le respuesta que recibió y ante la cual reaccionó entre con sorpresa y agrado, quizás no acostumbrado a recibir ese trato. “Desde luego jefe, aquí le voy a esperar firme en mi puesto” respondió a su vez, y nos despedimos de él de esta forma antes de dirigirnos a un concurrido local nocturno.

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Desde hace un par de días, la Municipalidad de Asunción está socializando la implementación del estacionamiento tarifado en varias zonas desde los primeros días de enero próximo, operativo que va de la mano con la puesta a punto de una aplicación en el celular. En varios medios, principalmente a través de redes sociales y radio, se pone en conocimiento a la vez que sobre aviso a los usuarios y a la población de que, de esta forma, se organizará y dará un cariz moderno al problema -común en todo el mundo- de dónde dejar los vehículos estacionados.

Se moderniza Asunción” se escucha reiteradamente en la publicidad radial, y todos esperamos que sea así, aunque nos cuesta creer viendo a los funcionarios municipales pintar de amarillo y rojo los cordones desiguales, rotos en muchas partes. “Una práctica y cómoda aplicación permitirá al usuario pagar desde su celular” … continúa sonando la voz agradable, pero debemos recordar que las pruebas y errores de cobrar los estacionamientos en la capital siguen sumando. Hace años había unos talonarios de papel que se marcaban y dejaban en forma visible bajo el parabrisas, siguieron los parquímetros, y unos y otros no resultaron por diversos motivos.

Hace solo un par de meses, la concesión a la empresa Parxin tuvo un freno importante, y recién allí salió a la luz que, debido a los estudios que ya habían hecho, el no cumplimiento del contrato hacía pasible al municipio de una multa millonaria. Sin aclarar aquello, ni dejando tampoco muy en claro cómo encarar el aspecto social de los cientos de cuidacoches que activan en esas zonas, nos están avisando que desde el 2 de enero podremos pagar en forma cómoda a través de una plataforma intuitiva… mientras aún no publicaron en forma oficial las zonas de influencia abarcadas.

En cualquier ciudad moderna del mundo, este tipo de medidas, como muchas otras y principalmente cuando van a afectar de cualquier forma la vida y rutina diaria de la gente, son presentadas en forma de consulta, sometidas a la opinión de los ciudadanos y solo posteriormente ejecutadas, siendo esas mismas personas las que ayudan a que tengan éxito. La forma en que se está llevando a cabo este cobro tienen todos los visos de un fracaso anunciado, para más a costos muy altos… si le queda alguna duda, recuerde las bicisendas, implementadas entre gallos y medianoche y resultando en un rotundísimo fracaso.

Otro aspecto sobre el que no se trabajó, y si se hizo algo fue mal y con resultados tan negativos que ni siquiera se animaron a publicarlos, fue la reubicación de los cuidacoches. Recordemos: Iban a ser censados, entrenados y posteriormente contratados para fungir de una suerte de Inspectores, para dar de esta forma una solución a un problema real, como lo es la situación de una enorme cantidad de gente que, sin analizar la legalidad o el trasfondo, se gana la vida de esta forma. Este censo no resultó, se inscribieron más personas que las que se estimaban y el proyecto de entrenamiento no fue llevado a cabo,

por lo que cabe esperar que en un par de semanas más estemos ante un tremendo problema a causa de la falta de planificación de todo esto.

Un par de horas más tarde, volvimos a donde habíamos estacionado y crucé algunas palabras con este señor, que correctamente estaba esperando allí cerca y se acercó a dar un “sin novedades patrón”. Le pregunté por la implementación del estacionamiento tarifado y la posibilidad de trabajar formalmente y respondió “nos citaron y tuvieron por horas llenando papeles y haciendo preguntas. Después, nunca más me llamaron”. Para agregar seguidamente “y dicen que van a poner desde enero, pero yo tengo que seguir trabajando”.

De esta forma, es más que probable que el usuario del estacionamiento se encuentre, por un lado, ante la obligación de pagar el costo del mismo a través de la aplicación mientras, por el otro, tendrá la presión de una persona como este señor que cumplirá similar tarea. Y no nos olvidemos de los espectáculos deportivos o musicales, donde el tono en que se ofrece el servicio es bien distinto. Todo indica y nada desmiente que estamos ante un proyecto con su certificado de defunción ya labrado.

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