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El octavo departamento soporta necesidades en diferentes áreas, y una de ellas es la educación de los niños, niñas y jóvenes, ya que varias instituciones educativas quedaron en el olvido por las autoridades anteriores.
En Misiones, la mayoría en las escuelas y colegios están con problemas en infraestructuras: techos en mal estado, paredes agrietadas y aulas en peligro de derrumbe. Ante esa situación, los directores, docentes y padres de familia tienen que ingeniarse para salvaguardar la integridad de los chicos.
Otro de los puntos afectados es la provisión del almuerzo escolar. El gobierno departamental abastecía a 120 instituciones educativas, pero con el recorte presupuestario, desde julio, 14.000 niños y niñas no reciben el alimento en las escuelas.
El gobernador Ramírez tiene que resolver este tema para abastecer nuevamente al 100% de las escuelas con el complemento alimenticio. En su discurso inaugural se comprometió ante el pueblo misionense realizar las gestiones ante el Ministerio de Hacienda para aumentar nuevamente el presupuesto.
Otro aspecto en falta es el área de la salud. En varias comunidades se nota la carencia de profesionales médicos, principalmente en el área rural. Los médicos solo asisten un día determinado para atender y después las compañías se quedan sin atención, por tanto, está prohibido enfermarse en las zonas alejadas de los centros urbanos.
Tal es el caso de la comunidad de Cocueré, que se encuentra a unos 90 kilómetros de la capital departamental, San Juan Bautista. Aquí hay un puesto atendido por una licenciada en enfermería, pero necesita un médico. Las comunidades rurales tampoco cuentan con camino de todo tiempo y, en épocas de lluvia, quedan incomunicadas por varios días.
Richard Ramírez, tiene una agenda cargada de necesidades dentro del departamento y debe dar soluciones a los males que aquejan sobre todo a las comunidades rurales.