Otra vez los yerbateros

Mayo es un mes significativo para nuestro país: celebramos el fin de nuestra condición de colonia del reino español, el Día de la Madre, del Himno Nacional, del trabajador, entre otros. Para un sector de la fuerza laboral de nuestro país, los productores de yerba mate, sin embargo, suele ser un mes aciago.

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Para los productores primarios de yerba mate, mayo es el mes de la incertidumbre, el mes de las manifestaciones, de los cierres de rutas, de golpear las puertas en vano en los organismos del gobierno, de los reclamos por el bajo precio del producto.

Es el momento del año en que comienza la “tarefa”, nombre propio con el que conoce el proceso de cosechado de la yerba mate. Una tarea que da ocupación a mucha gente, pues todavía se hace a mano, aunque ya existe tecnología que aplica máquinas cosechadoras.

Con cada temporada de cosecha comienzan los reclamos por la situación de desigualdad en que se encuentra este sector frente a las “reglas de mercado” que invariablemente “balancean” con mayor rigor hacia el sector más débil de la economía.

En estos años hubo intentos por elaborar una herramienta legal que regule todo lo atinente a la yerba mate. Su investigación, promoción, acceso a créditos, comercialización. Incluso una iniciativa del Centro Yerbatero Paraguayo, cuando su presidente era Eugenio Junghans y su asesor legal, el abogado Pedro Czeraniuk, de establecer un fondo proveniente del sector yerbatero para reconocimiento a los nativos guaraníes por este legado cultural y económico heredado a la nación, que no prosperó por intereses particulares de algún sector industrial.

En estos momentos está en discusión un proyecto de ley “De fomento y protección a los pequeños y medianos productores de la yerba mate”. El 10 de mayo pasado la Cámara de Diputados rechazó la iniciativa y la devolvió al Senado porque consideró que “pretende establecer la fijación de precios a través de una ley”.

Si bien es cierto que se espera del libre juego de la oferta y la demanda la fijación de precios, y no través de una ley, no es menos cierto que el Gobierno, o el Estado, no puede mantenerse ciego, sordo y mudo cuando esas reglas de juego son ostensiblemente injustos, desequilibrados y aprovechan la vulnerabilidad de un sector para imponer los intereses del más fuerte.

La yerba mate es mucho más que un rubro agrícola. Es historia, cultura, tradición de un pueblo. Base de la economía de miles de trabajadores rurales, y no está recibiendo la atención requerida de quienes dirigen la economía nacional.

jaroa@abc.com.py

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