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Vayamos al caso de la histórica decisión de dejar firme una condena por corrupción a dos exministros de Agricultura y Ganadería. En este caso, Rody Godoy ya cumple la pena de 10 años en una cárcel de Coronel Oviedo, pero a más de una semana de confirmarse la sentencia su antecesor Enzo Cardozo tuvo mejor suerte y fue a la cárcel de Viñas Cue.
Otro político que logró evadir la cárcel es Payo Cubas, quien quedó recluido en la Agrupación Especializada. Es que el expresidenciable por Cruzada Nacional envió un oportuno mensaje de pacificación a sus adherentes para que dejen de cerrar las calles que copaban, en forma amenazante, frente a la Justicia Electoral.
A Miguel Ángel Insfrán, alias Tío Rico, nombre que saltó en la operación A Ultranza Py, lo trajeron de Brasil y lo recluyeron en la base de la Secretaría Nacional Antidrogas antes que enviarlo a una penitenciaría.
De por medio estaban las sospechas de que Tío Rico tenía sectores adversos en todas las cárceles del país. Pero al mismo tiempo también surgían versiones de que en realidad no querían que vaya a la penitenciaría porque allí podría hablar con la prensa, sin control alguno.
La cuestión fue más allá, ya que las sospechas apuntan a que algunos sectores de poder también estaban muy interesados en mediar para que Tío Rico sea huésped de determinada cárcel con el fin de ofrecerle el clandestino, pero siempre vigente, servicio vip a los reclusos pudientes.
Para cortar por lo sano ante tantas sospechas fue recluido en la cárcel de Viñas Cue.
En este recuento de situaciones poco claras en cuanto a personas que deben cumplir condenas, salta la historia de Luis Morínigo Cantero, un ciudadano argentino condenado a 20 años de cárcel más otros 10 como medida seguridad, por los delitos de violación y robo agravado.
Morínigo, quien a diferencia de los demás procesados no tenía influencia alguna, fue liberado y, luego, expulsado del país. Se adujo un error. Cuesta entender quiénes y cómo se “equivocaron” cuando que la Justicia no solo notificó –sobre la sentencia– a la cárcel de Tacumbú, sino también a la Policía y a Migraciones.
Está visto que las cárceles comunes no son para todos. Pueden ser utilizadas como garrote o moneda de cambio y hasta en situaciones que no tienen explicación.