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Pero ojo, esta “práctica” no es patrimonio exclusivo de los colorados, también en gobiernos de cualquier otro color.
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A propósito, unos días antes de estas declaraciones, en el acto de graduación de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Asunción (FACSO-UNA), el mejor egresado Rodolfo Florentín se hacía eco en su discurso de la falta de oportunidades para los graduados en general y de las ciencias sociales en particular. También, ¿a quién se le ocurre estudiar ciencias sociales en el reino de los kapé y de los correlí? Pues a ellos, a estos valientes quienes se forman con la idea de analizar la estructura social y ser agentes de cambio anteponiendo el bien común a sus bolsillos.
Florentín, hijo de Josefa Florentín, una madre que migró desde Mbujapey a Buenos Aires para trabajar, hizo referencia en su discurso a Emile Durkheim, teórico clásico de las ciencias sociales, quien sostiene que los hechos sociales son conductas humanas habituales, no dependientes de la constitución biológica ni psíquica de las personas, sino de la sociedad que integran, por tanto, la sociedad imprime sus características sobre los individuos y que le son externos y coercitivos.
“La corrupción y el autoritarismo son hechos sociales del Paraguay, este combo perverso que imprime sus consecuencias en nuestra nación fue una de las causas originarias de la crisis políticas y económicas en el inicio de este siglo XXI”, refirió Florentín. De ambas variables citadas se infiere que la corrupción es la que más fuerte arraigo tiene en la clase gobernante sostenida por la impunidad, una nefasta forma de autoritarismo, una forma de doblegar a la sociedad.
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Quien no se somete, de alguna manera es expulsado del sistema. Florentín dio un ejemplo de ello en su discurso: “en enero del 2000 mi madre tuvo que emigrar a la Argentina, nuestro país pasaba por una fuerte crisis económica, como mi madre, muchos paraguayos y paraguayas tuvieron que salir del país en busca de oportunidades, ya que en el nuestro lo que abundaba era el desempleo y la crisis”.
Desmembrar familias, sumir en la pobreza y en la mendicancia son las perversas propuestas políticas que están en contra de los “guapitos” que para bien o para mal están orgullosos de los cartones que ostentan en sus paredes, así sea, al menos como un silencioso acto de rebeldía contra el sistema opresor de los que manejan la dirección de “Talento Humano de la Hurrería Partidaria”.