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Se denomina créditos de carbono al mecanismo, establecido por el “Protocolo de Kioto”, por el cual un “contaminador” puede comprar la disculpa por su “contaminación” a un “no contaminador” (propietario de bosques, por ejemplo), que logra así rentabilizar sus tierras improductivas.
“La transacción de los bonos de carbono —un bono de carbono representa el derecho a emitir una tonelada de dióxido de carbono— permite mitigar la generación de gases de efecto invernadero, beneficiando a las empresas que no emiten o disminuyen la emisión y haciendo pagar a las que emiten más de lo permitido” (Wikipedia).
Los que quieran entender de modo fácil cómo opera el esquema, tienen a su disposición la cándida confesión que al respecto realizó Bill Gates a BBC Africa el pasado 7 de febrero de este año.
Es un incentivo para no producir. Los que produzcan “contaminando” pueden “mitigar” su producción pagando a los que no produzcan para que no produzcan o dejen de producir.
Este esquema pone en riesgo las fuentes de trabajo de todos los paraguayos dedicados a la actividad agropecuaria, (cerca de dos millones de compatriotas) porque otorga a los propietarios de tierra la oportunidad de obtener renta por no trabajar. Ellos podrán seguir obteniendo beneficios, algunos mayores beneficios, a condición de dejar de producir, de cerrar fuentes de trabajo.
Ni el senador Kemper ni el ingeniero Mussi pudieron desmentir esa consecuencia necesaria del proyecto que impulsan. Están invitados ambos a desmentirla, cuando quieran.
Pero además, el proyecto enajena nuestra soberanía porque deposita en organismos globales la medición de las emisiones “vendibles”, por loq ue puede perfectamente ocurrir lo de Holanda o Nueva Zelanda: Los que miden nunca están satisfechos, por lo que los gobiernos de esos dos desdichados países están ejerciendo coerción para reducir la producción, en Holanda de modo brutal y autoritario.
Esta propuesta, como todas las que conforman la construcción autoritaria del Foro Económico Mundial, está impulsada en nuestro país por las empresas autodenominadas ONG, que también ganan plata por imponerla y por estudios jurídicos como Vouga o GHP, que brindan el marco jurídico.
Si se implementa este plan, vamos a tener desempleo y desindustrialización. Vamos a tener ricos cada vez más ricos y cientos de miles de retornados a la pobreza. Y vamos a tener un Estado policiaco para recaudar créditos de carbono. Receta parecida a, y pariente de, la que llevó a la ruina a Sri Lanka.