El básquet paraguayo vive en incertidumbre

El Básquet paraguayo sigue sumido en una incertidumbre constante, lo que es un claro atentado al desarrollo real de un deporte que alguna vez dio glorias al Paraguay en tiempos lejanos y que parecen cada vez menos repetibles.

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Las esperanzas de un futuro mejor para el básquet tenían sostén en la llegada de una nueva comisión directiva, cambio que se produjo atendiendo a la imposibilidad de que el prófugo Santiago Ochipinti siguiera al frente.

Un viejo conocido de la casa, Carlos María Ljubetic, asumió. Y si bien se vieron algunos puntos positivos, todavía queda mucha podredumbre dentro de la institución si se pretende instalar al básquet paraguayo como un deporte familiar, de masa y competitivo a nivel regional.

Pero aquello de que la esperanza es lo último que se pierde choca contra la cruda realidad de una CPB que está lejos de superar los vicios de tiempos pasados.

Como primer punto, el oscurantismo en los manejos de la institución sigue a la orden del día. En los últimos días comenzaron algunas renuncias en el seno de la matriz de nuestro básquet. Carlos Giovine, quien había ingresado como representante de Libertad y ocupaba el cargo de tesorero, fue uno de los primeros en irse.

Hasta el momento, la directiva de la CPB no brindó explicación alguna. Y la duda que surge es ¿qué están encontrando?

Pero la cuestión no se reduce solo a aspectos administrativos, sino también a los manejos deportivos. Para celebrar los torneos de verano del 3x3, modalidad conocida coloquialmente como “Jimmy” y que va perfilándose como una posibilidad olímpica.

Más allá de lo positivo, queda la larga lista de negativos. Por ejemplo, mientras escribo esta columna, el domingo 5 de marzo, el básquet paraguayo sigue sin tener reglamento oficialmente comunicado para los torneos de Primera División.

Hasta ahora solo han sido rumores, filtraciones y versiones encontradas. Que extranjeros sí, pero dos para algunos y tres para los otros. Que se iniciará en abril, que serán diez o doce equipos. Todos son rumores, nada fue comunicado de forma pública y oficial. Lo que es un atentado claro contra la planificación.

Sin planificación, los clubes poco o nada podrán hacer para que el espectáculo sea atrayente. Y así es difícil esperar que más gente acuda a las canchas y que más niños se enamoren de un deporte verdaderamente apasionante.

Esperemos que los cambios de la CPB sean reales y no se repitan las prácticas de visión obtusa y que aparentemente solo buscaban beneficiar a algunos.

Algunos de los clubes que buscan realmente competir este año deberían iniciar con su proceso de preparación, contratación y pretemporada. Pero si ni siquiera se ha comunicado aún la fecha oficial de inicio del torneo o su reglamento ¿qué pretenden conseguir?

Más allá de lo deportivo, también hay cuestiones que deben ser erradicadas de la CPB. Es más, me animo incluso a dar nombres de personas que no pueden tener cabida, entre las que aparece Jorge Olmedo Soloaga, gerente de la institución.

Olmedo fue salpicado por la denuncia de la madre de un niño que fue excluido del “mini” del Sportivo San Lorenzo de forma totalmente infundada y que cuando acudió a la CPB solo recibió tratos denigrantes.

La CPB tiene en sus manos un deporte de potencial, pero con mucho por corregir.

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