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Y, sin embargo, son los periodos donde el concepto “soberanía” se hace realidad, es cuando nosotros el pueblo tenemos el control, es el momento en que los comunes tenemos la sartén por el mango.
Creo que no es casualidad que aquella alguna gente deteste los períodos electorales por eso mismo, porque el poder se les va de las manos en que habitualmente lo tienen, y va al agricultor, al almacenero, al estudiante, al obrero, al profesional independiente, al sastre, al zapatero.
Aquella alguna gente critica, por ejemplo, que durante los procesos electorales se discutan los grandes temas nacionales, como la corrupción, el presupuesto, la educación, el clima, como si la democracia no consistiera en discutir esos grandes temas en los procesos electorales.
Pues le tengo una mala noticia a esa alguna gente: La democracia consiste precisamente, completamente, absolutamente, en discutir durante los procesos electorales los grandes temas nacionales. De eso se trata justamente la democracia, el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.
Ocurre que esa alguna gente pretende ejercer el poder lejos del pueblo y, las más de las veces, contra el pueblo y, entonces, encontraron un concepto autoritario, propio de nazis y comunistas, para tratar de evitar la participación y el control populares: “Blindar” tal o cual asunto contra el escrutinio público.
Entonces tenemos en nuestro país “blindajes” sobre educación, sobre presupuesto, sobre clima e incluso sobre corrupción, con fiscales como Sandra Quiñonez, que están diseñados para sustraer esos temas del escrutinio público de modo a que esa alguna gente los maneje en la oscuridad a su más entera discreción.
Entiendo que la lucha por la “soberanía” popular es permanente y constante, pues en todos los países, incluido el nuestro, hay esa alguna gente tratando de imponer lo que ahora el Foro Económico Mundial denomina la “gobernanza 4.0″, un sistema de gobierno sin el pueblo, en manos de corporaciones.
El tema de la “Transformación Educativa” es un ejemplo evidente del “blindaje” que pretende esa alguna gente. Abiertamente, desembozadamente, desfachatadamente, desvergonzadamente sostiene, esa gente, que el tema no debe discutirse en periodos electorales.
No existe el candidato perfecto. Existe solamente el que se aproxima más a lo que queremos y ese, que en general nos satisface, tiene todavía muchos defectos. Pero votando por el que consideremos “menos peor”, nosotros los comunes, señalamos la dirección que queremos para los asuntos públicos lo cual constituye la soberanía del pueblo.
Hoy, nosotros, los comunes, tenemos la sartén por el mango. Usémosla sin duda para castigar a los que no nos gustan y premiar a los que nos gustan.