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En nuestro país, el registro civil de las personas sería como la institución madre para que la persona se convierta en todo un “ciudadano”. Es el primer paso necesario para dar un nombre y apellido al individuo; luego, munido de este documento, se llega hasta el departamento de Identificaciones de la Policía Nacional, para que se le otorgue su primera cédula de identidad.
En el Alto Paraguay, sin embargo, no “existen” sedes del Departamento de Identificaciones, razón por la cual las personas deben viajar cientos de kilómetros y, por supuesto, costear millonarios gastos para obtener sus cédulas de identidad.
Al no existir estas oficinas, se debe esperar que lleguen a la zona los funcionarios de Identificaciones desde la capital del país. Este tipo de jornadas de cedulación se prioriza en época de elecciones partidarias, pues es el momento en que los políticos necesitan que las personas tengan sus documentos.
Cuando se da este tipo de eventos, se acude masivamente para realizar los trámites, para luego esperar varios meses, e inclusive años, para que con una nueva visita de los funcionarios, se les traiga por fin sus cédulas de identidad.
Si las personas tienen prisa por obtener sus documentos, pueden viajar a los lugares más próximos donde existan oficinas de Identificaciones, como ser Concepción (650 kilómetros), o la propia capital del país (780 kilómetros), para lo cual deben contar con reservas económicas de manera a costear el viaje, viático y los días de estadías y, por supuesto, estar dispuestos a perder varios días.
No se puede entender que en pleno siglo XXI el Estado siga incumpliendo con esta responsabilidad para con los pobladores del Chaco. Es la hora y el momento de honrar este compromiso social, creando sedes de Identificaciones, al menos en las principales poblaciones de la zona.