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La razón de tal sinrazón fue que uno de los archienemigos del dictador, el músico, poeta y político colorado Epifanio Méndez Fleitas, muerto en su exilio de Buenos Aires en 1985, era oriundo de esta ciudad, quizás la más antigua de Itapúa, de un pueblito llamado San Solano.
Por esas ironías de la historia, un sobrino del caudillo colorado, Fernando Lugo Méndez, también de San Pedro del Paraná, llegó a la presidencia de la República en el 2008, y una de las primeras acciones de gobierno fue reivindicar esta zona marginada del norte del departamento con la construcción de una ruta asfaltada que, en cierta medida, rompería ese histórico aislamiento.
No tuvo tiempo de culminar la obra, los verdaderos dueños del poder en el Paraguay lo desplazaron del gobierno, pero su sucesor, Federico Franco (PLRA), la culminó y habilitó en el 2012. La ruta nacional PY08 “Dr. Blas Garay” es actualmente una importante vía que conecta Itapúa con el norte de la Región Oriental. Parte de Coronel Bogado y llega hasta Amambay.
En su recorrido pasa por tres ciudades itapuenses: General Artigas, San Pedro del Paraná y José Leandro Oviedo, con indudable impacto positivo para estas comunidades, aunque no tanto para la última de ellas.
Con el nuevo trazado, sin embargo, el antiguo tramo de la ruta PY08 quedó en el olvido de los planes de mantenimiento de caminos del MOPC. El 80 por ciento de la población leandrense utiliza esta vía cotidianamente, pero por las condiciones en que se encuentra padece un aislamiento más severo al que sufría antes.
El municipio no tiene recursos para su mantenimiento, por lo que la intendente municipal, Del Pilar Vázquez (PLRA), acudió vanamente al MOPC, la Gobernación de Itapúa, incluso la EBY, buscando ayuda.
Este gobierno se ufana de haber construido más rutas que durante toda la historia del Paraguay, pero deja sin camino a una humilde comunidad de campesinos que procura salir adelante. ¿Acaso el hecho de que la autoridad distrital sea de signo opositor es la causa de este “olvido”? Pareciera que estamos ante la repetición de ese estéril y pernicioso vicio del revanchismo político de nuestra miope política criolla, que tanto daño ya ha provocado al pueblo llano.