Fantasmas de la transformación educativa

Resulta evidente que en el debate generado en torno al proyecto de transformación educativa, el objetivo principal es la polarización de la sociedad, para que ciertos políticos puedan sacar provecho electoral. Para lograr tal cosa, recurrieron a instalar ciertos fantasmas, mitos y hasta leyendas sobre el plan de transformación educativa.

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Uno de los puntos que más cuestionan es el financiamiento, en el que se esconde una supuesta “agenda supranacional con dinero de la Unión Europea”, asegurando que se “perderá la soberanía” al aceptar fondos condicionados de la Unión Europea para financiar el plan.

Sin embargo, las inversiones extranjeras en proyectos, planes y hasta obras paraguayas es una realidad de hace años. En un mundo globalizado de política bilateral, es absurdo plantear el rechazo a fondos provenientes del extranjero para financiar ciertas cosas bajo el miedo de perder soberanía.

En ese caso ya seríamos una colonia de Taiwán, debido a la cantidad de obras que financia el país asiático, así como miles de otras obras que reciben financiamiento extranjero para beneficio de la población paraguaya.

Las palabras “transversales”. Buscan instalar que se tenga miedo de las palabras “comunidades de aprendizaje”, “inclusión” y “enfoque de derecho”, ya que las mismas serían la “puerta trasera abierta” para el ingreso de la “ideología de género”. Sin embargo, estas palabras solamente tratan de hacer una comunidad de aprendizaje más abierta con la sociedad en general, bajo el enfoque de derecho de sujetos de derecho.

Es decir, brindarle a cada ser humano que habita en este país, donde rige el “estado de derecho”, la garantía de recibir una educación de calidad, independientemente a su raza, religión, estrato social o condición. No obstante, estos opositores al plan buscan excluir del sistema educativo a quienes ellos rechazan, debido a su evidente autoritarismo.

Buscan que se implante el miedo a la inclusión de actores de la comunidad educativa, involucrando a la sociedad civil, a quienes consideran “lobbystas”. Se niegan a que la comunidad educativa crezca, evidenciando su oscurantismo, ya que en una democracia, entre más sectores se involucren, mayor es la transparencia.

Estos son algunos de los fantasmas que recorren en los argumentos de los opositores al plan. Buscan instalar sus mentiras para asustar y polarizar la sociedad y de esa manera acaparar electores en una evidente maniobra desesperada de manipulación para sacar provecho.

Lo que deberíamos preguntarnos en realidad sobre este rechazo al plan de transformación educativa es ¿a quiénes beneficia que nada cambie y se siga brindando una educación de pésima calidad con escuelas que se caen, profesores mal pagados y condiciones inhumanas?

pedro.dare@abc.com.py

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