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A lo largo de estos más de dos siglos México ha transitado por un camino plagado de desafíos y redefiniciones.
Por más graves que hayan sido los problemas y amenazas a los que se han enfrentado –incluso los que pusieron en riesgo su propia existencia como país independiente– los mexicanos, con unidad, valentía y mucho amor patriótico, hemos podido superarlos y salir adelante.
Sin considerar el periodo precolombino –lleno de magia y de una abigarrada cultura–, México ha vivido cuatro grandes transformaciones históricas.
La primera fue precisamente la independencia, cuya lucha fue detonada la madrugada del 16 de setiembre de 1810 con El Grito de Dolores, cuando el cura Miguel Hidalgo y Costilla convocó al pueblo de Dolores, enclavado en el céntrico Estado de Guanajuato, a su modesta iglesia y lo instó a la rebelión contra los españoles.
Tras once largos años de lucha libertaria y fieros combates contra las tropas realistas, el 21 de setiembre de 1821 se consuma la independencia nacional.
Mucha sangre derramada
La segunda transformación fue la Reforma liberal abanderada por Juan Álvarez, Ignacio Comonfort y Benito Juárez, a mediados del siglo XIX, que separó a la iglesia del estado y plasmó a las instituciones públicas de las ideas liberales que llegaban de Europa.
La reacción de los conservadores no se hizo esperar. Trajeron a Maximiliano de Hasburgo y lo proclamaron emperador, impuesto por las invasoras tropas francesas, pero al final se impuso el proyecto liberal de país y se restauró la República. Maximiliano, Miramón y Mejía –estos dos últimos generales mexicanos que se aliaron con el primero– fueron fusilados.
No había espacio para el perdón.
La tercera transformación histórica fue la Revolución Mexicana de 1910, que transformó profundamente las estructuras políticas, económicas y sociales del país.
Este cambio se institucionalizó en la Constitución de 1917, permitió un largo periodo de crecimiento y estabilidad y atender la sed de justicia social que había sido el detonante de la Revolución.
La cuarta transformación (4T) se inicia con la llegada del presidente Andrés Manuel López Obrador al poder en diciembre de 2018, quien impulsa un México más equitativo, más justo y más inclusivo.
En otras palabras, se busca reducir la pobreza, la inequidad y los grandes rezagos sociales que se acumularon en las últimas décadas de gobiernos neoliberales.
Un elemento distintivo de la política exterior de la 4T es que México “mira al sur”, para estar más cerca de América Latina y el Caribe, y concretamente de Paraguay. Con este país hermano estamos fortaleciendo las relaciones en las diversas esperas que van desde el diálogo político, la cooperación científica y técnica y educativa y cultural, pasando por la colaboración en asuntos multilaterales, hasta los negocios y el comercio entre ambas naciones.
Juan Manuel Nungaray - Embajador de México en Paraguay