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Hicieron la denuncia correspondiente con todas las normativas del caso. Los voluminosos expedientes siguieron su curso normal. Normal en el Poder Judicial es dejar que la causa prescriba tratándose de algunos personajes de la política.
Enzo Cardozo y asociados tuvieron el primer triunfo cuando otra acusación, por más de tres mil millones de guaraníes, cayó en manos de la fiscal Victoria Acuña, quien nada encontró en el expediente, una copia exacta de los otros. Es decir, el mismo procedimiento para estafar al Estado. En este caso hubo una extraña coincidencia: Inmediatamente después de que la fiscal Acuña decidiera que nada incriminaba a Enzo Cardozo, ella apareció en la terna para fiscal general del Estado. La terna se originó en el Consejo de la Magistratura del que Cardozo fue miembro. La elección pasó por encima de la Acuña pero cayó en Sandra Quiñonez. O sea...
El segundo trofeo recibieron en estos días al ser sobreseídos definitivamente por los tres mil setecientos millones de guaraníes destinados a los pequeños agricultores. Por esas cosas de la vida, no les llegó ni un centavo. Pero el dinero se gastó.
A Cardozo, Godoy y otros les queda pendiente de dictamen una última cuestión: Los sesenta y ocho mil millones de guaraníes -leyó usted bien, sesenta y ocho mil millones- que corrió la misma suerte que las sumas anteriores. Otra estafa al Estado. Esta vez a los autores se les fue un poco la mano, pero saldrán bien.
Ya con miras a perpetrar la estafa, en el 2011 se creó una supuesta federación de productores (Fenaprofhp) que firmó un “convenio” con Enzo Cardozo en su calidad de ministro de Agricultura. Inmediatamente se iniciaron los desembolsos contrarios a la ley para estos casos. No se hicieron estudios de mercado, proyectos de inversión, estudios de suelo. Nada.
De acuerdo con los documentos arrimados al voluminoso expediente, Enzo Cardozo y luego Rody Godoy -que le sustituyó en el cargo- firmaban la resolución de transferencia sin que se presentara la rendición de la anterior entrega. Luego, para disimular, la Fenaprofhp presentaba una larga lista de supuestos beneficiarios. Se acudía al sencillo expediente de falsificar las firmas.
También la ley exige la presentación de tres presupuestos de las mercaderías a adquirirse. La Fenaprofhp lo hacía puntualmente, sólo que los presupuestos salían de un mismo comerciante que tenía a su nombre tres casas comerciales. Luego se aceptaba el presupuesto “más bajo” y se ordenaba la compra. El más bajo significaba, por ejemplo, que una carretilla de 35.000 guaraníes en plaza, la Fenaprofhp hacía figurar 350.000 guaraníes frente a los 352.000 de “la otra empresa”. Y no para comprar una carretilla, sino cientos de ellas. Y así con todos los insumos que iban a parar a la finca de los directivos de la “federación” que son propietarios de establecimientos modelo. Silvio Riveros –titular de la “federación”- compró al contado un terreno en Ybycuí por 3.200 millones de guaraníes. Fue al poco tiempo de que recibiera del ministerio de Agricultura, “para los productores”, la suma de 4.000 millones de guaraníes. Era parte de las compras de otros inmuebles, vehículos, etc., con el dinero público, tal como figura en la investigación fiscal. Un juez había solicitado hace años el comiso de tales bienes ante la Fiscalía General del Estado, pero no se le dio ningún trámite.
En diciembre de 2013, Cardozo, Godoy, y otros fueron imputados por estafa al Estado en la causa de los sesenta y ocho mil millones. El proceso se llenó de “chicanas” las que terminarán, en cualquier momento, en otro éxito de los acusados. O sea, la prescripción.