Contundente rechazo del plan de transformación

El lunes pasado, 12 del presente mes de septiembre, tres cualificados miembros del Comité Estratégico, máxima autoridad del Plan Nacional de Transformación Educativa (PNTE) han entregado una carta a su presidente, el ministro de Educación y Ciencias, presentándole diez páginas de “reservas y observaciones”, fundamentalmente legales, que les llevan a la conclusión de que el PNTE no es “válido” ni puede ser “aprobado” por “carecer de las condiciones necesarias para avalar –técnicamente, legal y legítimamente– el diseño o estrategia del Plan Nacional de Transformación Educativa”.

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Firman la carta de crítica y rechazo total del PNTE, Mons. Narciso Velázquez, rector de la Universidad Católica de Asunción, pastor de los Evangélicos Dr. Missena y el representante de los padres, ingeniero Ortigoza (también perteneciente a la Iglesia Evangélica).

La carta tiene 15 apartados o capítulos, todos ellos con sólidos argumentos y algunos extraordinaria documentación y análisis legales. Y al fin, nueve conclusiones contundentes y definitivas: el PNTE es gravemente lesivo de la Constitución Nacional en sus 31 disposiciones sobre la educación, y las leyes específicas de educación, especialmente la Ley General de Educación y la Ley Orgánica del Ministerio de Educación y Ciencias.

A pesar de que dicha carta de diez páginas densas, está cargada de argumentos irrefutables, sobradamente suficientes para rechazar totalmente el PNTE, es bueno que los ciudadanos sepan que ahí no está dicho todo, que hay más argumentos y razones sustanciales para rechazar radicalmente el PNTE, propuesto (parece increíble) por sus autores y el Ministerio de Educación y Ciencias.

Sorprendentemente ni en el diagnóstico, ni en las políticas propuestas hay alusión alguna a la causa (probablemente más responsable del lamentable estado de la educación nacional), a la gestión política de los gobiernos que se han sucedido desde la promulgación de la Constitución Nacional en 1992 y de la Ley General de Educación en 1998. Todos los gobiernos han usado el Ministerio de Educación como oficina de empleo prebendario y para ubicar operadores políticos o pagar favores partidarios. No interesa la educación ni la meritocracia.

Por otra parte, el nombramiento para el cargo de ministro de Educación, no se hace por elección entre profesional es de la educación, sino por criterio político y la permanencia en el cargo ha sido y es de estéril brevedad. Por ejemplo: desde el 24 de enero de 2017, fecha de promulgación de la Ley Orgánica del MEC, hasta hoy hemos tenido, en seis años, cinco ministros de educación. Los procesos de educación requieren estabilidad y continuidad y políticas de Estado, no solo de gobierno.

Otro motivo fundamental para rechazar el PNTE es su carencia de nivel científico, en los fundamentos indispensables de las ciencias auxiliares de la educación y en los planteamientos de la pedagogía científica actualizada.

La educación se justifica por sí misma y no precisamente como medio para el desarrollo económico sostenible, aunque evidentemente no hay desarrollo económico posible, ni ningún otro desarrollo, sin sólida y permanente educación.

El PNTE reduce la educación a instrumento útil, para, priorizar otros objetivos sociales y culturales secundarios.

La educación profesional, como la familiar, es esencialmente profesión proyectada al futuro. Prepara a los educandos para su futuro. Construye y crea, con y en ellos, las bases constituyentes e insustituibles del futuro. El PNTE, en vez de mirar al futuro e inspirarse en la educación para el futuro (ver, p.e. publicación de Unesco), nos pone de modelo “La pedagogía del oprimido” del siglo pasado.

La citada carta de tres miembros del Comité Estratégico termina con una propuesta operativa, que suscribimos: “derivar el PNTE al Consejo Nacional de Educación y Ciencias” (Conec), que es “el único órgano” legalmente competente para proponer reformas de la educación y acompañar el proceso de cambios en el sistema y los procesos educativos, según el mandato de la Ley General de Educación (arts. 92 a 102) y la Ley Orgánica del MEC (arts. 22 a 25). Para ello es urgente que el Ministro y el Presidente de la República cumplan lo mandado en ambas leyes y dinamicen el Conec, estancado sin consejeros desde el 24 de Enero 2017.

La oportuna y contundente carta presentada, merece nuestro agradecimiento a sus autores.

jmonterotirado@gmail.com

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