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Es por eso que vemos a diario candidatos que buscan transmitir una imagen que tal vez no les va con los años que llevan encima. El problema, sin embargo, es la apatía que casi siempre se apodera de las nuevas generaciones que tienen la responsabilidad de saber elegir en medio de tanta podredumbre.
Y, en ese contexto, el mensaje que transmite la clase política en su mayoría es discordante. Las promesas de los candidatos hace semanas se centran más bien en la eterna acusación mutua: de quién es más corrupto, de quién cometió más delitos, de quién se asoció con quién, etc. Todo se responde con una “persecución política”.
Me animo a decir que a los jóvenes, en general, poco ya les importa el color de los partidos. Sin embargo, el temor es que sean los de siempre los que elijan a las futuras autoridades de acuerdo a su conveniencia y la de sus aliados, los que a la postre se llevarán los cupos en el caso de ganar los comicios.
En ese sentido también existe una contradicción, porque la falta de educación en estas nuevas generaciones es preocupante: muchos desconocen siquiera cuáles son los tres poderes del Estado y cómo debería funcionar cada uno de ellos.
En la semana que pasó, una docente universitaria me comentó que sus alumnos no pudieron responderle cuál es el río que divide al Paraguay en dos regiones. No sé si me sorprendió más la anécdota o el hecho de que no se percataron de que la respuesta estaba implícita en la pregunta.
El estado de la educación actual es harina de otro costal y merece ser abordado en otro comentario; pero el punto es que existe una desconexión feroz entre varios núcleos de votantes y los políticos que se aprovechan de la ignorancia.
Tampoco los nuevos candidatos ayudan a un mejor acercamiento con sus potenciales electores, a pesar de sus buenas intenciones. Hasta ahora hay miles de propuestas de qué se puede hacer, pero no cómo hacerlo. Se necesita más acción, más claridad para que las cosas no vuelvan a terminar en una zanja otros cinco años. Y los jóvenes tienen que saber que tienen un poder extraordinario, uno que bien pueden potenciar en esta campaña electoral para no ser víctimas del sistema.
@juancalcena