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La frase clave es “orientadas a prevenir o neutralizar amenazas”. Y dicho diccionario define “prevenir” como “…2. tr. Prever, ver, conocer de antemano o con anticipación un daño o perjuicio…6. tr. Anticiparse a un inconveniente…”.
Nuestro país decidió, ya desde los días de José Félix Estigarribia en la presidencia de la República, que nuestro principal aliado estratégico sería Estados Unidos.
Comparto esa decisión mientras EEUU represente y defienda los valores de sus fundadores, sintetizados por Abraham Lincoln: “El gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”.
Nuestra alianza con EEUU implica que trabajemos con ellos en lo que ellos consideran amenazas para su seguridad nacional, mientras no se contraponga con el interés nacional paraguayo.
Desde hace muchos años, en particular tras los atentados contra las Torres Gemelas, el 11 de setiembre de 2001, EEUU nos está pidiendo colaboración contra el financiamiento del terrorismo desde Ciudad del Este, y señala que Hezbollah (“partido de Dios”) tiene montada allí una red de lavado de dinero que se destina a financiar las actividades de dicho partido con sede en Líbano, que los norteamericanos definen como organización terrorista.
El principal soporte financiero y logístico de Hezbollah es la República Islámica de Irán que, debido a las sanciones que sufre debido a la expansión de su programa nuclear, acordó con la República Bolivariana de Venezuela una colaboración estratégica para evadir esas sanciones.
En mayo de 2017, el especialista norteamericano en Hezbollah, Emmanuel Ottolenghi, denunció que Hezbollah trabaja con el Primer Comando Capital de Brasil en las operaciones de lavado de dinero y que una de las fuentes de esas operaciones es el contrabando de cigarrillos paraguayos a Brasil. (1)
En consecuencia, teniendo la información que se tiene desde hace mucho, nuestro ministerio de “Inteligencia” debía prevenir el uso de nuestro país como trampolín de eventuales operaciones venezolano-iraníes.
Pero no lo hizo. Un avión iraní, disfrazado de venezolano, con personas vinculadas al aparato iraní de apoyo a Hezbollah pudo estar tres días en nuestro país con la excusa de llevar cigarrillos de Horacio Cartes a gente sindicada por Colombia como contrabandista de cigarrillos y lavadora de dinero (2), confirmando en todo la sociedad denunciada por Ottolenghi en 2017.
Nuestro ministro de “Inteligencia” no consideró oportuno molestar una venta de Cartes, aunque ella ponga en riesgo nuestra alianza con EEUU, tal vez porque Santiago Peña me confirmó el pasado domingo en ABCTV que el grupo Cartes estima que el interés nacional paraguayo es que no debemos preocuparnos del cigarrillo para contrabando.