Tips para padres de adolescentes (3)

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17. APRENDA A DECIR QUE NO: LO NEGOCIABLE Y LO NEGOCIABLE

Es importante colocar límites. Recuerde que el centro de la inhibición y freno está en proceso de desarrollo en la adolescencia y son los padres los encargados de decir hasta donde se puede. Hay que aprender a decir NO, sin culpa, pero no es un NO dictatorial, es un NO basado en el buen amor, un límite que permita discernir hasta donde se puede. El castigo sería el fracaso del límite. Es importante que el límite no sea formulado como castigo, sino como regulación de la conducta, como reflexión, generando aprendizaje.

Establezca límites claros, estables y flexibles. Recuerde que los límites son normas y criterios básicos para la convivencia. Revise las pautas y las normas cada cierto tiempo, escuche las propuestas de su hijo con atención y, después, decida lo que considere más conveniente para él. Los límites se establecen desde una asimetría relacional es decir desde la autoridad. Emplear buenas formas, tonos de voz, miradas, gestos, posturas, etc. Debemos tener en claro, qué es lo negociable o lo no negociable: pautas que ordenen su frágil mundo interno, pero con un sistema parental flexible que le va dando cuotas paulatinas de autonomía. Pautas que le permiten un aprendizaje y ejercicio de la libertad y de la responsabilidad.

18. ELEGIR QUE BATALLAS PELEAR

Las actitudes adolescentes son una invitación a entrar en muchas luchas puesto que hay demasiados frentes de batallas: sus modales, su desorden, sus horarios, sus dificultades en la higiene personal, su pereza, sus malos modos, su forma de vestirse, entre otros. Es positivo reservar nuestros límites para aquellas cosas que consideremos más importantes, no gastar nuestra autoridad en batallas pequeñas y quedarnos luego sin energía para una más grande.

No podemos pelear todo el día por todo, dejar pasar algunas cosas y ocuparnos de que estudien, de que cumplan sus obligaciones, de que lleguen sobrios a casa y las otras cosas las irán modificando poco a poco. Se debe limitar el control a lo que se consideran temas importantes y evitar presentar batallas en cuestiones secundarias o irrelevantes que no son centrales en la verdadera formación.

19. EL USO Y ABUSO DE LOS JUEGOS VIRTUALES

La computadora, la play station, la Wii, muestran una gran gama de video juegos que hacen que nuestros hijos sean la generación tecnológica. Los padres, de acuerdo a la generación, son de la era de la bolita y la esquinita, de las muñecas y saltar la soga, clara contraposición que dificulta nuestro entendimiento de las actividades que se ciñen a estar frente a una pantalla.

Los padres debemos evaluar donde está el uso y dónde el abuso. Las actitudes de los chicos frente al uso de los videos juegos, son reguladas absolutamente por los padres. El abuso es la evidencia de la falta de límites de los padres. Lo que se debe tener claro es hasta donde permitir y hasta donde prohibir los juegos virtuales, ya que este es, un espacio que, en muchos aspectos los padres lo desconocen.

20. DE LA PROTESTA A LA PROPUESTA

Es muy pero muy importante que los padres abandonemos la queja y la crítica. Ambas son desvalorizantes y crean malestar y un clima familiar de tensión. La queja y la crítica, marcan lo que falta y paralizan (mientras que nos quejamos no hacemos). Concienciar este mecanismo hace que logremos pasar de la protesta a una propuesta, es decir, acciones que lleven al cambio de conductas. Si nos quedamos en la queja no desarrollamos una estrategia de acciones que ayuden a modificar el problema.

21. CONTROLAR PERO NO INVADIR

Como papás debemos estar muy atentos de las actividades que realizan nuestros hijos y mantener un canal abierto y permanente de comunicación para enterarnos qué hacen, qué piensan, qué sienten. Pero (hay un pero) se debe cuidar de no caer en el control y la invasión porque esto genera rechazo de nuestra presencia.

Recordar que a medida que crecen, van ganando autonomía progresivamente y hay que ir soltando la mano a medida que hacen fuerza para liberarse. Los tiempos los marcan ellos, ni adelantarse, ni desentenderse. Padres perspicaces se mueven aceptando el cambio y acompañando el proceso: educarlos en el uso apropiado de su libertad, primero comenzando con cosas simples como decidir a donde ir, como vestirse, etc., y conforme muestran que sus acciones los respaldan irles aumentando esa posibilidad de usar su propia libertad.

22. GOLPEAR ANTES DE ENTRAR: RESPETAR SU INTIMIDAD

Paulatinamente, nuestros hijos comienzan a transformar su habitación en una especie de bunker, es decir, un lugar en donde se acomoda el universo del adolescente. De buenas a primeras empieza a cerrar su habitación y exige que se golpee antes de entrar. Aunque, hoy en día no solo es la intimidad su cuarto, sino su celular, su mail, su facebook.

Se trata de que entendamos que nuestros hijos reclaman sus espacios personales, que están pasando del nosotros al yo y esta individuación es la cimiente de su futura autonomía. Por tanto, es necesario respetar su intimidad. Permitirle estar solo cuando lo desee, que pueda invitar amigos o que nos deje entrar cuando él o ella lo quieran o pidan. Otorgarle libertades crecientes, acordes a las normas pautadas con antelación. Como padres debemos permítale estar solo y estar acompañado, quedarse, y salir: controlar y cuidar no es invadir, es respetar sus espacios privados y colocar ciertas reglas organizadoras.

23. CONFIAR EN NUESTROS HIJOS

La actitud de confianza hacia nuestros hijos, inspira en ellos una actitud responsable. Fomente la confianza en él mismo y promueva su autonomía. Como adolescente, su hijo necesita sentir cierta libertad para comenzar a tomar decisiones por sí mismo, reflexionar y elegir diferentes opciones. De esta manera construye sus propios criterios y se enfrenta a las dificultades. Darle varios votos de confianza es estimularlo a crecer.

No es lo mismo estar a su lado que estar encima. Manténgase a su lado, pero evitando resolver todos sus problemas, ya que el exceso de cuidados obstaculizará su autoconfianza y autonomía. No es lo mismo darle la caña de pescar que el pescado servido en su plato, debemos proporcionarle las herramientas para que él mismo se desempeñe.

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