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Por ejemplo, una criatura había fallecido en el vientre de su madre ante la imposibilidad de que se le realice una cesárea, debido de que el único médico anestesista que trabaja en el Alto Paraguay, por entonces, se encontraba de vacaciones.
Recientemente, otra criatura también falleció, pues al nacer necesitaba ingresar a una sala de terapias intensivas, y como en todo el departamento se carece de este tipo de servicios, cuando el avión llego 8 horas después del nacimiento para realizar la evacuación, la ayuda fue tarde, pues el niño ya murió.
Tres días después de este suceso, una mujer embarazada que también necesitaba ingresar a UTI, tras presentar una hemorragia durante el parto, lastimosamente también perdió la vida.
En otro caso, una embarazada evacuada de urgencia al hospital de Pedro Juan Caballero donde le tuvieron que vaciar el útero para salvarle la vida, la criatura llevaba varias horas muerta en su vientre, le quitaron la posibilidad de ser madre a la joven mujer.
Ahora se da el caso de una adolescente, quien tuvo en su vientre más de 24 horas a su criatura muerta, y debió como siempre ser evacuada hasta la capital del país, para que se le saque el niño sin vida.
Esto son solo algunos casos de los varios con lo que lastimosamente deben lidiar los pobladores del Alto Paraguay, cuando acuden a los hospitales en busca de una asistencia que el Estado le viene negando desde hace décadas.
Es hora que paren este tipo de muertes que podrían evitarse, si de verdad se cuenta con una buena infraestructura sanitaria.