Evolución del empleo durante la pandemia y los retos que nos deja

La pandemia de COVID-19 fue un punto de inflexión para el empleo en Paraguay. En particular, la necesidad de establecer medidas de cuarentena que frenaron la actividad económica a lo largo del mundo durante más de un año tuvo repercusiones sociales duraderas que deben ser estudiadas y atendidas por las políticas públicas y la sociedad en general.

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Tan inéditos fueron los efectos de la pandemia para al empleo en Paraguay que obligaron al Instituto Nacional de Estadística (INE) a inventar una nueva categoría de población en el segundo trimestre de 2020: “la inactiva circunstancial.”

Los “desempleados”, son las personas que no están trabajando pero que activamente buscan empleo. Sin embargo, al numeroso grupo de gente que se tuvo que retirar del mercado de trabajo remunerado con el confinamiento estricto, no se la podía calificar como desocupada porque no podía buscar empleo y no esperaba encontrarlo.

Esta población inactiva circunstancial que, en ese conjunto, llega a la cifra alarmante de 27% en el segundo trimestre de 2020, baja a 11% en el segundo trimestre de 2021 y llega a 0 (cero) para fines de 2021. Pareciera que retornamos a la normalidad, a las categorías usuales pre-pandemia, sin inactivos circunstanciales, cuya situación de empleo podría interpretarse realmente como una forma de desempleo oculto.

Una primera conclusión es, indudablemente, que la desaparición de la categoría “circunstancialmente inactiva” es una buena noticia para las personas, en relación con la desocupación y precariedad laboral impuesta por la pandemia.

La paulatina disminución de los inactivos circunstanciales lleva a la pregunta: ¿se convirtieron en personas desocupadas, sin empleo y en búsqueda activa de trabajo, o en subocupadas, con empleo, pero en búsqueda activa de mejores condiciones o más horas laborales?

Suponiendo que la mayoría de las personas inactivas circunstanciales de la pandemia fueron a estos dos grupos, resulta lógico que a medida que se va reduciendo el grupo de personas inactivas circunstanciales, van creciendo los otros dos. El peso de las personas desocupadas (60% al final del 2021) es claramente mayor al de las personas subocupadas (40%).

Como una segunda conclusión, se puede considerar que la vuelta a la normalidad implica un aumento del desempleo más que el subempleo, y que esto trae desafíos sociales importantes, considerando que la población desocupada es probablemente más vulnerable que la subocupada. Esta conclusión se vuelve más preocupante cuando desagregamos las cifras por sexo.

Mayor exclusión y precariedad para las mujeres

A lo largo de la pandemia y la incipiente recuperación se puede notar una situación de empleo desfavorable a las mujeres. Sumando las personas desocupadas, subocupadas e inactivas circunstanciales, y comparando por sexo, vemos que en el segundo trimestre del 2020, 16% de los hombres y 26% de las mujeres estaban parcial o completamente excluidos del trabajo. Esto es muy desfavorable para las mujeres porque en esta situación de exclusión y precariedad laboral se encontraban aproximadamente 1 de cada 7 hombres y 1 de cada 4 mujeres. Al final, en el cuarto trimestre de 2021, este conjunto de exclusión del empleo y de trabajo precario alcanza a 8% de los hombres y 16% de las mujeres. Nuevamente, la tasa de mujeres duplica a la de los varones.

De tal modo, una tercera conclusión, es que, durante la pandemia y ahora en la re ocupación, la exclusión del trabajo sigue afectando más a las mujeres que a los hombres.

Formalización y Capital Social: posibles caminos a una mejor recuperación

Durante la pandemia, la vulnerabilidad ocasionada por la inactividad laboral fue, en parte, mitigada por iniciativas civiles, como las ollas populares, colectas solidarias y otras.

Esta manifestación del “capital social” es un importante activo para la recuperación, tanto para iniciativas de autoayuda como para una mejor articulación entre la sociedad civil, el Estado y las políticas públicas.

En términos de políticas sociales, un estudio del PNUD Paraguay (https://bit.ly/informecap) demuestra el potencial para disminuir la vulnerabilidad económica a través de políticas que incentivan la participación en la construcción y mantenimiento de activos o infraestructura comunitaria: desde espacios públicos de calidad hasta activos para el fortalecimiento de comités de productores y otros tipos de asociaciones.

Por otro lado, los datos sobre empleo claramente destacan el desafío económico y social de generar puestos de trabajo y avanzar hacia el ODS 8, que promueve el crecimiento económico y el trabajo decente para todas las personas.”

El PNUD colabora con el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social en este desafío, desarrollando el Laboratorio Participativo para la Formalización del Empleo (https://labformalizacion.org.py), como proyecto para analizar las barreras a la formalización laboral, especialmente para el empleo de las mujeres, diseñando y validando nuevas medidas para superar estas barreras y fortalecer la Estrategia Integral para la Formalización del Empleo (https://bit.ly/DecretoEstrategiaFormalizacion)

Silvia Morimoto, Representante residente del PNUD en Paraguay

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