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La citada propuesta brasileña de bajar la tarifa responde a la correcta interpretación de lo estipulado en el Anexo C, mientras que la posición del canciller Acevedo de mantener la tarifa artificialmente alta colisiona con la letra del Anexo C y ataca el fundamento del emprendimiento: disponer de energía barata para el desarrollo.
El mayor componente del costo de la electricidad es la deuda, que se cancelará en el 2023. Por consiguiente, esto significará la reducción de la tarifa, porque el precio debe ser igual al costo, que está en paulatino descenso.
Ante la desesperación por facturar el servicio, el Consejo de Administración de Itaipú estaría fijando provisoriamente un sistema de precios que no está contemplado en el Tratado. Itaipú cobraría diferenciadamente a 22,6 US$/Kw-mes a la ANDE y 18,95 US$/Kw-mes a Electrobras, hasta encontrar la solución definitiva al impasse tarifario.
Con eslóganes patrioteros de ocasión, nuestro locuaz canciller pretende despertar la pasión
de la población paraguaya y alinearlos tras la inmoral intención de aplicar un monto adicional a la electricidad –fuera del Tratado y de las reglas del mercado– que sería ordeñado compulsivamente del bolsillo del pueblo a quien pide apoyo.
Nuestro canciller demostró que tiene bastante ladeadas sus prioridades hacia el monopolio estatal. Confesó que es un ferviente defensor de los intereses de la ANDE, al tiempo que va contra los intereses de 7 millones de paraguayos, a quienes pretende escamotear dinero de sus bolsillos para financiar los curros políticos disfrazados de gastos socioambientales.
Es lamentable y patético que el canciller pretenda seducir a la población con frases chauvinistas para hacerla cómplice de la violación del Tratado. Las negociaciones están previsiblemente “trancadas” porque el Brasil se opone a la propuesta de nuestra Cancillería, que reclama el saqueo forzoso de las billeteras de paraguayos y brasileños.
La Cancillería debería pisar tierra, convencerse de una vez de que Itaipú es una usina generadora y no un comercializador de electricidad o un banco para tapar los recurrentes despistes financieros de ANDE.
RR.EE. aún no respondió al cuestionamiento ciudadano sobre su tozuda oposición para hacer estudios o análisis del escenario basado en la venta de los excedentes de ambas binacionales desde un mercado eléctrico mayorista de libre competencia en Paraguay. Luego de más de dos años de funcionamiento de su comisión asesora no publicó un solo documento sobre la propuesta para vender desde el inexistente mercado eléctrico paraguayo.
Ante la necesidad de ocultar el previsible e inminente fracaso de su gestión, RR.EE. mueve sus piezas y utiliza a la ANDE para anunciar una repentina propuesta de licitar 1.000 MW para el próximo año.
Los detalles acerca del modelo de negocio que pretenden son desconocidos por la escasa información proveída por el monopolista de la electricidad.
ANDE no tiene experiencia en licitaciones de electricidad, ni en ventas competitivas más allá de las ventas directas subfacturadas a distribuidoras vecinas Edefor y Copel.
Dejando de lado la presunción de que simplemente podría ser un bluf de presión para las actuales negociaciones, asumamos que uno de los objetivos reales de esta licitación sería obtener una buena rentabilidad. Para tal cometido, la ANDE precisaría comprar barato y vender con el más alto precio posible a los adjudicados.
Pero aquí contradice el plan del Gobierno. Por un lado, ANDE apoya la posición de la Cancillería, lo cual le obligaría a comprar caro de Itaipú y por el otro, necesita comprar lo más barato posible para crear márgenes convenientes para el éxito de su reciente anunciada licitación.
Analicemos algunos modelos de negocios posibles:
Compra mayorista y consumo propio. Si la ANDE, mediante la Ley 966, es el único que puede vender y fijar precios de la electricidad, ¿para qué precisaría de un largo proceso de licitación si puede simplemente imponer precios? A los ciudadanos la ANDE nos impone el precio que quiere. El Ejecutivo firma el decreto del tarifario y tiene fuerza legal. El monopolio impide elegir otro proveedor.
Compra mayorista y reventa al detalle. Como la ANDE tiene la exclusividad para el abastecimiento, no quedaría claro cómo podría un determinado adjudicado revender en Paraguay la energía excedente que no consuma.
Exportación. La ANDE propagó la errónea interpretación acerca del Tratado que supuestamente prohíbe la venta y solo resta cederlo al Brasil. Así, esta opción tampoco sería factible, según la ANDE.
Hay muchas dudas sobre el plan de ANDE, que en realidad nunca lo tuvo en forma institucional. Pero más dudas quedan sobre el plan general de RR.EE. con los últimos desacuerdos para definir la tarifa. Un panorama muy poco alentador.