La pesadilla del silencio

Si ya en un contexto de “normalidad la ciudadanía viene soportando injusticias, abusos y otras calamidades cotidianas en sus viajes en el mal llamado transporte público, imagínense a aquellas personas que padecen de alguna discapacidad. La sordera, la ceguera y la dificultad motriz son pasaportes seguros a la incomprensión y por sobre todo a la discriminación en un viaje en bus.

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Según estimaciones de la Federación Cultural de Personas Sordas del Paraguay, en el 2018 habían unas 35 mil personas sordas y ya entonces se hacían eco de la violación de los derechos de este sector.

Hoy, aunque los números hayan cambiado, lo que no ha cambiado es el destrato y la indolencia hacia estas personas que muy pocas veces encuentran formas, paradójicamente, de hacerce escuchar pues en casi de todos los ámbitos viven en carne propia la pesadilla del silencio.

En febrero de 2021 se reglamentó la Ley 6556/2020 que exonera a las personas con discapacidad el pago en el transporte público terrestre. Entonces, las cifras oficiales decían que podrían beneficiarse unas 7.000 personas, muy por debajo de los registros ya que una sola federación registraba cinco veces esa cantidad cuatro años atrás.

Pese a que la normativa dice que las empresas que incumplan la disposición se exponen a multas que van de 50 a 200 jornales, ¿cuándo no? es letra muerta.

El caso denunciado por el joven Jesús Alejandro Martínez Sosa (22) nos muestra una vez más el destrato y la humillación. Pese ese a contar con carnet de discapacidad por sordera el joven fue discriminado, siempre según la denuncia, por el chofer de la línea 27 coche 1509 quien le exigió a que pagara el pasaje pese a presentar el documento expedido por Senadis.

Martínez, quien iba con su novia, también persona sorda pasó sin problemas con su carnet. Siguiendo la huella del caso, familiares del joven expresaron que cuando fueron a denunciar al Ministerio del Transporte, la respuesta de la persona quien recepcionó la denuncia fue que esta situación “es normal y queda a criterio de la empresa” aceptar o no el carnet.

¿Desde cuándo las empresas de transporte se reservan el derecho de cumplir una ley y dicriminar a personas con discapacidad?

A las puertas de un nuevo aumento del subsidio a los transportistas por la suba de combustible, los empresarios (unos “tontos” que se dedican a una actividad en la que siempre “pierden plata”) deberían al menos tratar con deferencia a los pasajeros y las pasajeras en general y a las personas discapacitadas en particular.

mescurra@abc.com.py

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