Inconsciencia

Ni el más pesimista hubiera creído que en el departamento de Ñeembucú dejaría de llover por un largo periodo.

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Casi cinco meses sin lluvias hizo que las verdes praderas y las grandes extensiones de esteros y humedales se sequen, los que anteriormente parecían fuentes inagotables de agua y luego quedaron sin ese hermoso paisaje en el duodécimo departamento.

Al parecer, la naturaleza va pasando factura como consecuencia de la inconsciencia del ser humano que con sus propias manos va destruyendo su habitad natural.

Mientras tanto, en nuestro país, los defensores de los agronegocios y los ambientalistas se discuten acerca de que la sequía es cíclica o no, y los expertos a nivel internacional detallan que la variación del cambio climático obedece al calentamiento global de la tierra.

Desde cualquier arista se nota que esto se debe al mal manejo de los recursos naturales de parte del hombre, porque aquí en Ñeembucú hemos visto que personas inconscientemente quemaban sus campos alegando que es una cultura tradicional para que el pasto se renueve.

Jamás pensaron lo que esa chispa de fuego ocasionaría: grandes pérdidas económicas para muchas personas que trabajan desde tempranas horas del día, siendo castigadas sus espaldas por el sol para sacar a la familia adelante.

Por culpa de la inconsciencia de estas personas, hoy muchas familias se quedaron sin su principal sustento, que es la leche, el queso y la miel de abeja, productos que sirven para el ingreso económico de muchas personas en la zona. También se perdió una buena parte de la fauna que habita en los esterales. Los daños son cuantiosos.

Solo resta que las autoridades demuestren capacidad para concienciar a ese grupo de ciudadanos que aún creen en una cultura “tradicional” de quemar basuras o pastizales, de lo contrario cada año, ya sea en épocas de sequía o no, estaremos respirando la intensa humareda que sale de los esterales, campos y bosques del Ñeembucú que se incendian.

Ojalá que la lluvia llegue pronto y en gran cantidad para apagar el persistente fuego y terminar con el largo periodo de sequía.

Abrigo la esperanza de que los inconscientes no enciendan más ni un cerillo de fósforo en medio del campo y del bosque para evitar las quemazones en nuestra querida República del Paraguay.

edgar.vazquez@abc.com.py

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