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Según Vidas paralelas, de Plutarco, el barco que Teseo y los jóvenes de Atenas utilizaron para retornar a Creta fue conservado varios siglos por los atenienses como recuerdo. Plutarco escribió:
“La nave de treinta remos en que navegó Teseo con los mancebos y volvió a salvo, la conservaron los atenienses… quitando la madera en mal estado y poniendo madera nueva…”.
Es decir, el barco se conservó como pieza de museo y, a medida que las piezas de madera se deterioraban, se sustituían por otras nuevas, de modo que con el tiempo todas las partes del barco se reemplazaron. Entonces Plutarco nos pregunta: ¿sigue siendo el mismo barco aunque haya sido sustituido por completo pieza por pieza?
Siglos más tarde, el filósofo inglés Thomas Hobbes (1588-1679), considerado uno de los fundadores de la filosofía política moderna, introdujo una nueva complicación en el rompecabezas de la nave de Teseo. Se preguntó: ¿cuál sería el caso si los tablones del barco original se recogieran, se repararan y se utilizaran para construir un segundo barco? Hobbes se preguntó entonces: ¿qué barco, si es que alguno, sería el barco original de Teseo?
¿Cuándo es que la nave de Teseo deja de ser la nave de Teseo? Los filósofos también utilizan este experimento mental para explorar cuál “tú” eres tú. ¿Quién eres hoy, quien fuiste hace diez años o quien serás dentro de diez años? En otras palabras, ¿qué hace que “tú” seas tú?
El barco de Teseo es un experimento intelectual que propone una cuestión de identidad: ¿Una entidad que tiene todos sus componentes reemplazados sigue siendo fundamentalmente la misma entidad? Y si no es así, ¿en qué momento la entidad deja de ser la misma entidad? Cuando un grupo de rock, como Sangre, sudor y lágrimas, sustituye a todos sus miembros, ¿sigue siendo Sangre, sudor y lágrimas?
Ruego a los lectores que sean indulgentes con esta digresión filosófica, pero sirve para establecer el espíritu metafísico de esta pregunta: Después de más de seis décadas de Cuba ser desmontada pieza a pieza por el régimen totalitario, ¿sigue siendo Cuba?
Como los tablones de la nave de Teseo, las instituciones sociales, políticas, educativas y económicas de la Cuba republicana han sido desmontadas desde 1959. Además, alrededor del veinte por ciento de la población cubana ha abandonado el país, se han redistribuido las propiedades, se ha introducido una nueva ideología sociopolítica y económica y se ha reescrito la historia de Cuba para que las nuevas generaciones tengan una visión distorsionada del pasado. Entonces, ¿Cuba sigue siendo Cuba?
Hago la pregunta como alguien que dejó el país hace más de sesenta años y nunca ha regresado. Ciertamente, el tiempo no se detiene, y la Cuba de hoy no puede ser la Cuba de mi juventud. Quizás sea una observación intelectualmente poco interesante, pero mi argumento va mucho más allá; creo que la identidad fundamental de Cuba ha cambiado.
Al igual que el barco de Teseo, Cuba ha experimentado una pérdida gradual de su identidad a medida que sus partes han sido reemplazadas. En otras palabras, lo que hacía a Cuba, Cuba, ha cambiado y no para bien.
Los de mi generación que sueñan con la Cuba que dejaron hace décadas pueden desesperarse ante esta evaluación pesimista de que la Cuba que conocimos de hecho ya no existe. Sin embargo, me consuela la observación de Thomas Hobbes sobre el enigma de la nave de Teseo. Recordemos que Hobbes se preguntó cuál sería el caso si se recogieran los tablones del barco original, se curaran de su podredumbre y se utilizaran para construir un segundo barco. Hobbes se preguntaba entonces cuál sería la nave original de Teseo, si es que alguna lo es.
Eso ha sucedido ya. Y la Cuba auténtica es la que los cubanos han construido en el sur de Florida. [©FIRMAS PRESS]
*Ex Investigador Senior en el Instituto de Estudios Cubanos y Cubano-Americanos de la Universidad de Miami, y es autor del libro “Mañana in Cuba”. Su último es “Libertad para novatos”.