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Ese día cesaron automáticamente los consejeros del Consejo Nacional de Educación y Cultura y consecuentemente surgió la urgencia de crear el nuevo Consejo Nacional de Educación y Ciencias (Conec), como prescriben los cuatro artículos (22 al 25) de la ley, respondiendo a los 16 artículos (92 al 107) de la Ley General de Educación.
Pasaron cinco años desde la promulgación de la Ley Orgánica del MEC y las autoridades educativas siguen sin crear el nuevo Conec.
Conviene ponderar que el Conec es el consejo número uno y el más importante del sistema educativo. Es un consejo del máximo rango nacional, porque está al servicio del ministro (que es su presidente), del ministerio y de la nación, elegido por el ministro y nombrado por el Presidente de la República, mediante decreto, previo consentimiento de las comisiones de educación de ambas Cámaras del Congreso, es decir, un consejo con el aval del Poder Legislativo y del Poder Ejecutivo.
Hace varios meses, el ministro, Juan Manuel Brunetti, al fin envió la lista de candidatos para el nuevo Conec al Presidente de la República, pero ¿qué pasó? El humor escéptico de los españoles diría: “Averígüelo Vargas”.
El Presidente, si no estuvo de acuerdo con la lista de candidatos, debió devolverla al ministro para que la rehaga parcial o totalmente de acuerdo a la opinión del Presidente, y si no tuvo objeción a ninguno de los candidatos, debió remitir al Congreso la lista de candidatos, y allí, las comisiones de educación de ambas cámaras darle su anuencia o no, y en este caso retener la lista como signo de su rechazo, en cuyo caso, el ministro tendría que empezar de nuevo el proceso con otros candidatos.
¿Saben lo que averiguó Vargas? Que la lista de candidatos para el Conec que envió el ministro duerme el sueño de los justos en el cajón de un secretario del Presidente. ¿Será verdad? Ojalá Vargas esté desinformado. Pero el hecho es que llevamos cinco años en desacato a las leyes.
Su prolongada y arbitraria eliminación, siendo mandato de dos leyes, es una perla más del collar de los escándalos del gobierno y administración de la educación pública en nuestro país.
Lo verdaderamente preocupante para cualquier ciudadano honesto es que esta no es la única perla del collar de los escándalos, sino que son varias y todas negras.
Escandaloso es que el inciso 13 del artículo 115 de la Constitución Nacional y el artículo 79 de la Ley General de Educación manden crear la educación campesina y rural con sus especialidades agrícola, pecuaria, forestal, pesquera y técnica, y que desde el año 92 que se promulgó la Constitución y mayo del 98 en que se promulgó la Ley General de Educación, no se ha movido un dedo para obedecer a lo legislado. Tanto más grave y escandaloso, cuanto es cada día más deprimida e injusta la situación de los campesinos y sus familias, que no están capacitados para producir con calidad y productividad competitivas.
Otra perla del collar de los escándalos es que el artículo 74 de la Constitución Nacional garantiza en la educación pública el pluralismo ideológico y sin embargo, el ministro y el Ministerio de Educación y Ciencias imponen la infiltración de la ideología de género, violando los derechos de los niños, niñas y adolescentes, usurpando además derechos de los padres y familias.
Otra perla es el desacato al mandato en el mismo artículo, de la Constitución, que “garantiza la educación religiosa” y en nuestro país con la casi totalidad de la población católica y cristiana y 294 religiones inscritas oficialmente en el Viceministerio de Culto, el Ministerio eliminó por su cuenta la educación religiosa de todos sus programas. ¿A quien sirve el MEC?
La Constitución y la Ley exigen crear las Comunidades Educativas con funciones esenciales como participar en la organización del sistema y en las políticas educativas. Tales Comunidades no existen. Impresionante perla antidemocrática.
Hay más perlas, pero no me caben aquí. El collar de los escándalos tiene un agravante: que es ¡nada menos! que de los responsables de la EDUCACIÓN pública nacional.