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Desde hace algunos años, según datos oficiales, existe un promedio de un suicidio por día, cerca de 400 por año. La pandemia del covid-19 en nuestro país arrancó el 11 de marzo de 2020. Ese año se dieron 453 casos.
Según la Dirección de la Salud Mental del MSP la cuarentena es un fenómeno precipitante de estrés y depresión.
Los casos de autoeliminación en el segundo año de pandemia, de enero a octubre de 2021, ya sumaban 363, según el Departamento de Estadísticas conforme en datos de la Dirección de Prevención y Seguridad. Tan solo en el primer semestre se registraron 212 casos y el método más comúnmente utilizado fue el ahorcamiento.
Según el análisis por edades se tienen las siguientes cifras: 91 víctimas tenían entre 18 a 29 años; 30 personas tenían entre 30 a 39 años; 20 tenían entre 40 y 49 años. Quince personas tenían de entre 50 a 59 años y 27 eran adultos mayores de 60 años y más. También, 19 menores tenían entre 14 a 17 años y 5 iban de 0 a 13 años. En cinco casos no se precisan las edades.
En los meses más duros de la pandemia tenemos que en julio de 2021 se registraron 44 casos; en agosto, 38; en setiembre, 11 y en octubre, 58.
Es evidente que ante la falta de políticas públicas de destinar presupuesto y de una ley de salud mental, la sociedad paraguaya está sumergida o se debate entre la tristeza, la depresión, las drogas y alcohol para superar esos vacíos que al final afecta a toda la sociedad, a la comunidad y a las familias.
Nos preguntamos una vez más ¿Qué hacemos? O seguiremos naturalizando los casos de violencias, los suicidios e ignorando los problemas sociales que al final de cuentas nos afecta a todos y todas.
Emile Durkheim (1858- 1917), un pionero de la sociología, eligió el suicidio como tema de investigación social. Fue capaz de demostrar que un acto tan íntimamente personal como este tema estaba determinado sociológicamente, al entorno en la cual vivimos e influye de alguna manera en nuestras vidas. Que la falta de educación, la violencia que sufrimos desde niños pueden ir determinando nuestra vida influyendo en nuestros sentimientos. Demostró que las fuerzas sociales influyen en un acto tan propio o personal como el de quitarse la vida.