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Mascotas en acción
Por ejemplo, en términos de unión afectiva, los animales buscan proximidad con sus custodios cuando perciben que estos están enfermos o tristes. Los animales funcionan mediante un incondicionalidad amorosa, es decir permanentemente brindan afecto y reciben por parte de sus custodios, a pesar que ellos pueden ser menos afectuosos en el vínculo. A la vez, a pesar de ser rechazados, ellos buscan estimular las expresiones afectivas igualmente, más aún en custodios que tiene dificultades para manifestar el efecto.
Cuando el sistema familiar se desequilibra como resultado de que el animal de compañía se enferma, los miembros humanos centran su atención en el animal para protegerlo y cuidarlo. Muchas mascotas logran atraer la atención de sus custodios, por ejemplo, cuando los animales desobedecen deliberadamente transgrediendo normas que conocen, generando que los custodios deban estar pendientes de estos.
También las mascotas participan de diferentes triángulos familiares. Estos son patrones interaccionales para manejar los conflictos en los sistemas humanos y se manifiestan cuando dos individuos atraen a un tercero para aliviar la ansiedad relacional que surge en una disputa. A través de las mascotas pueden expresarse sentimientos de celos, ira, control, culpa y miedo, ayudando a canalizar tensiones y haciendo que el sistema familiar sea más estable. Así, las mascotas ayudan a sus custodios en las cuestiones en los sentimientos emergentes con el nido vacío, es decir, frente a la ida de los hijos de la casa parental.
Además, las mascotas actúan como pacificadoras en las discusiones de parejas, tratando de que los miembros de la pareja aparten su atención de una pelea. Sienten celos cuando sus custodios se alían o se manifiestan efectivamente entre ellos, por ejemplo una pareja, y a veces hasta se colocan en el medio de ambos evitando o tratando de lograr su atención. De la misma manera, cuando un custodio manifiesta afecto a otro animal y la mascota intrusivamente busca acaparar la expresión afectiva hacia él.
Los animales forman parte de la familia, casi como humanos
En tanto se destaca que los animales tienen un rol estabilizante y dinámico en el sistema familiar, su ausencia resulta desestabilizadora. El impacto generado por la muerte, pérdida o enfermedad de los animales en el sistema familiar puede dar lugar a una crisis o desequilibrio en el sistema, y a intentos de los demás miembros para reestablecer el equilibrio perdido. Es evidente que los animales también identifican las pérdidas de otros miembros de la familia, sean humanos u otros animales de compañía.
Claramente, las interacciones familiares que involucran a los animales de compañía no siempre son positivas, por lo que su tenencia puede también resultar todo un desafío. Las mascotas pueden también ser consideradas como una fuente de desorden y frustración. Los animales pueden llevar a conflictos y desacuerdos entre miembros de la familia, especialmente en las parejas, donde no solo pueden desempeñar la función mantenerlas unidas, sino también de separarlas. Por ejemplo, la esposa puede amar a su gato y su marido no. O bien, un perro anciano puede ensuciar dentro de la casa, llevando a peleas en la pareja. También se genera en conflicto cuando una pareja se separa y deben compartir la mascota y este evento genera numerosas controversias. Un animal de compañía, entonces, desarrolla cotidianamente actividades con sus custodios, y también generan preocupaciones y conflictos, enfermedades, pérdidas o muertes de animales y el animal interviene como señalamos, en las relaciones, por ejemplo en triángulos o alianzas.
Las mascotas son muy sensibles al clima emocional del hogar. Por ejemplo, pueden manifestar cambios en la conducta cuando están estresados. Además, pueden percibir el estrés de sus dueños y manifestar problemas de conducta. Por ejemplo, un perro tranquilo puede empezar a ladrar con frecuencia, o un animal entrenado previamente puede empezar a orinar dentro de la casa. De la misma manera que se asiste al médico, frente a enfermedades o alguna sintomatología específica es necesario asistir al veterinario. Es conveniente considerar una consulta veterinaria para evaluarlo antes de conjeturar que los síntomas responden a la vida emocional u orgánica de las mascotas, la cual suele ser más directa y menos intrincada que la humana.
Otro aspecto significativo es si el animal fue comprado o adoptado, y en este último caso, en qué contexto. Las motivaciones para rescatar animales abusados o abandonados frecuentemente se asocian con dificultades pasadas de los pacientes y con el deseo de amar, salvar o cuidar de otros. Muchas mascotas se muestran a la defensiva porque en su vida previa a la adopción, fueron torturadas o maltratadas, entonces el Animal reacciona sin codificar claramente lo que es una muestra de cariño.
Todos los miembros de la familia pueden desarrollar habilidades comunicativas, empatía e incrementar su sentido de responsabilidad al atender a la mascota familiar, la cuestión es que la familia no rivalice por esas cuestiones en el intento de buscar la predilección o el favoritismo de la mascota. El rol estabilizador que los animales de compañía desempeñan, no es despreciable. Este puede ser un excelente recurso cuando las personas enfrentan malestar emocional y requieren apoyo. En ese sentido las mascotas son incondicionales. Hasta algunos terapeutas han incorporado en sus consultas a su gato o perro de compañía. Estos profesionales observan a los animales como un termómetro de la interacción: si adoptan una actitud defensiva, si se acurrucan al lado del paciente, si juegan, se duermen o lo rechazan de cuajo. Todas estas reacciones tienen su contrapartida conductual en el paciente, que serán transformados en datos para ser capitalizados en devoluciones, incrementando la efectividad.
En síntesis
Aunque el contexto de las relacionales cercanas con las mascotas se ha modificado, los vínculos afectivos entre humanos y animales, lejos de ser un fenómeno moderno, se han extendido a lo largo de toda la humanidad. Sin embargo, el cambio en las actitudes hacia los animales dado en el último siglo ha favorecido que las mascotas se hayan configurado actualmente como una característica omnipresente en la vida familiar occidental. Más que estar siendo testigos de un fenómeno nuevo del post-humanismo, las familias más que humanas o multiespecies han estado siempre presentes, pero han sido ocultadas efectivamente por las llamadas ciencias sociales, por las dificultades de estas para considerar a los animales no humanos.
Es importante entender que no solo los humanos, sustitutos de humanos o quienes funcionan con roles humanos se configuran como integrantes de las familias, sino que también los animales, reconocidos como tales, lo hacen. En definitiva, son elementos del sistema familiar. La afinidad hacia los animales de compañía es considerada por los custodios como un vínculo de parentesco, el cual indica una conexión significativa y duradera, valorada tanto por las similitudes como por las diferencias que los animales comparten con los parientes humanos.
Las mascotas desempeñan un rol activo en su incorporación a las familias humanas, las cuales se reestructuran luego de la incorporación de este nuevo integrante, que además, pertenece a otra especie. Las funciones desempeñadas por los animales se adecúan a las necesidades funcionales de las familias en cada etapa de su ciclo vital, siendo, además, particularmente valiosos durante los períodos de transiciones y crisis propios del desarrollo familiar, a partir de amortiguar los efectos del estrés, brindando afecto, constancia y continuidad. A su vez, se reconoce que los animales favorecen el cumplimiento de las dos funciones básicas de las familias, en tanto favorecen la cohesión familiar, funcionando como un pegamento que mantiene a los miembros unidos, y a su vez favorece el desarrollo y la socialización de los individuos.
La familia hoy debe ser concebida como un sistema emocional y relacional compuesto por elementos multiespecies, donde todos contribuyen activamente al equilibrio dinámico del sistema. Cada uno de los componentes del sistema desarrollan una función. Las mascotas activan el amor y favorecen los vínculos con las personas y entre las personas. Y son las relaciones afectivas el mayor logro de felicidad, tal como lo demostró el Harvard Study of Adult Development, la investigación longitudinal más extensa de la historia desarrollada en la Universidad de Harvard desde 1938. Durante décadas, los investigadores evaluaron distintas áreas en la vida de los participantes y obtuvieron una serie de resultados muy interesante, de los que se privilegia, el amor y las relaciones afectivas interpersonales. Este es uno de los estudios que puede justificar y avalar la importancia de la presencia de animales en los sistemas humanos, y la gran relevancia afectiva que genera, no solo en cada uno de los integrantes, sino en el sistema en general.