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Serán los últimos días de sonrisas de photoshop y de recorridas por los barrios de las diferentes ciudades del país para intentar demostrar la mayor proximidad posible a la realidad diaria de sus vecinos.
Luego, es muy probable que deban pasar varios años más para volver a ver esas u otras caras allí.
El próximo domingo se define la administración de todas las ciudades del país para los próximos cuatro años.
Esos pequeños gobiernos locales que reproducen también todos los vicios de los gobiernos departamentales y nacionales, pero que por su naturaleza permiten quizás un mayor conocimiento del elector acerca del quién es quién en cada municipio, sobre todo en aquellos que aún no han crecido lo suficiente como para que se despersonalicen las campañas.
Así es bastante común encontrarse con candidatos que se presentan y figurarán en las máquinas de votación como “el profesor Fulano”, “la profesora Mengana”, “Don Zutano” o el “licenciado Perengano”.
Una novedad importante el próximo domingo será la implementación del voto preferencial, esa modificación del sistema electoral que permite escoger a un candidato determinado dentro de una lista de personas.
Aunque parezca reiterativo y obvio para algunos, es importante recordar que el voto preferencial en primer lugar beneficia a toda la lista y luego al candidato de preferencia del ciudadano.
Así las cosas, primero se computará ese voto para asignar la cantidad de bancas que tendrá esa lista en la futura Junta Municipal, para luego asignarlas a las personas más votadas dentro de esa lista cerrada.
Es una herramienta que claramente le da un poco más de poder al elector frente al poder que anteriormente ostentaban los caciques de los movimientos internos, quienes definían el lugar inalterable que ocupaba cada candidato dentro de la lista.
Con ello, hoy quien esté en el número 24 en Asunción, o 12 o 9 en los demás municipios, tiene la misma posibilidad de ser electo que quien esté en el número 1 de cada lista al principio de la jornada.
La modificación del sistema de elección también tiene otros efectos, a campañas habitualmente pobres en propuestas y debates se les agregó ahora la hiperpersonalización de la carrera electoralista, con lo que cada candidato a concejal jugó para sí preocupándose fundamentalmente en difundir su nombre, rostro, número de lista y, sobretodo, número de orden dentro de su lista.
Creemos además que esta modificación podría disminuir el voto castigo, al darle al elector la sensación de que ahora sí puede elegir a aquel candidato que anteriormente al estar precedido por impresentables espantavotos no tenía posibilidades de ser electo.
Hay reglas básicas, si no hay participación se beneficia el status quo, esa paradoja de que la gente no participa porque dice estar cansada de quienes gobiernan pero que al no participar termina beneficiando a los mismos a quienes cuestiona.
Un buen parámetro de elección puede ser analizar si el candidato tiene propuestas concretas y realizables, y ver también qué hizo hasta ahora en los espacios laborales, sociales, gremiales o políticos que le tocó ocupar.