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Elevarán las penas para quienes roban los fondos destinados al almuerzo escolar. Elevarán las penas para quienes en la construcción de un aula se quedan con parte del rubro y convierten a dicha aula en una espada sobre la cabeza de los niños.
Elevarán las penas a quienes sobrefacturaron los medicamentos y las camas al inicio de la pandemia. Elevarán las penas a los gobernadores que se tragaron los fondos especiales para paliar los efectos del virus, a los intendentes que se volvieron sospechosamente ricos mientras sus municipios se caen a pedazos.
Elevarán las penas a quienes autorizan la habilitación de rutas a sabiendas de que en dos años se deberá recurrir a un recapado que está previa y secretamente programado como parte del negocio vialero.
Se elevarán las penas para los políticos que trasgreden la ley contra el nepotismo e ingresan a las planillas públicas hasta al eunuco de sus harenes. Elevarán las penas para quienes autoricen y ejecuten pasarelas de ñandutí al precio del puente de Brooklyn.
Elevarán las penas para los directores de entes que llamen a licitaciones y hagan preparar las bases y condiciones a la misma empresa ya predestinada a ganar dicha licitación a cambio de una “comisión” que encarecerá sobremanera la obra.
Elevarán las penas contra administradores de la cosa pública que de modestos funcionarios pasaron a ser potentados en poquísimos años. Elevarán las penas a los fiscales y jueces que protegen a políticos venales y dan salida a narcotraficantes letales.
Doblarán las penas a quienes venden su influencia política. A quienes protegen a delincuentes valiéndose de su poder. Triplicarán las penas para quienes compran cédulas antes de las elecciones y para aquellos jefes de oficinas públicas que obligan a sus funcionarios a votar por determinados candidatos.
Cuadruplicarán las penas contra feminicidas e infanticidas y contra quienes polucionan el agua y el aire con desechos tóxicos y fumigaciones venenosas. Darán penas aleccionadoras a políticos y jefes policiales aliados con la mafia.
Habrá penas tan elevadas para los aduaneros desvergonzados, que ya no querrán hacer pública ostentación de sus palacios, y se dedicarán solo a orar cada madrugada antes de iniciar sus delicadas labores.
Por fin les cortarán las manos a quienes saquean el erario y no habrá miramientos para correligionarios ni amigos. Será un caiga quien caiga tan justiciero que en la República soplarán aires nuevos. Triunfales.
Elevarán las penas de tal manera que ya no habrá políticos que se atrevan a invadir el tesoro público. Después dicen que nuestras egregias autoridades no trabajan para preservar y elevar la moral de la Nación.
Aplausos. Los inmorales ya no invadirán a los decentes. No dormirán tranquilos. Sus penas serán muy elevadas.