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Por culpa del covid-19 llevamos ya casi dos años de encierro. Nunca sabremos cuántas personas se habrán aliviado de sus penurias con la lectura. Sí, leer sana. Nos ayuda a limpiar y fortalecer el pensamiento, donde gusta habitar todo lo malo y todo lo bueno.
Anualmente la ciudad de Encarnación se transforma en el escenario de la cultura nacional. Escritores, editores, libreros, artistas, profesores, alumnos, etc., dialogan sobre la necesidad de que los libros ocupen un sitio de privilegio en el gusto ciudadano. Sin duda que en 17 años de actividad se habrán obtenido logros imperecederos, consecuencia propia de la lectura.
Esta feria permite también, como otras del interior, que mayoritariamente los jóvenes se acerquen a sus escritores y escritoras locales y de otras latitudes para el diálogo fecundo, el contacto personal o virtual, el encuentro que será recordado como una experiencia diferente.
La pandemia vino a alterarlo todo. Aun así, con su modalidad híbrida, la Libroferia sorteó las limitaciones y apenas se ha podido notar que este año ha sido diferente de los anteriores. El mismo entusiasmo de los organizadores, encabezados por la doctora Nadia Czeraniuk como desde hace 17 años, hizo del encuentro cultural un ejemplo educativo.
“Leer sana” pretende sembrar la idea de que en la lectura es posible encontrar la calma, la fuerza para nuevos emprendimientos, la ocasión para el conocimiento, la puerta que se abre para descubrir nuevos mundos. Con esta acción obstinada, la Universidad Autónoma de Encarnación cumple con su delicada función de universalizar la cultura.
También en la capital de la República se ha tenido una intensa actividad artística que se inició para recordar el aniversario de Asunción; el día del folclore, del idioma guaraní y de la guarania. Las muchas tareas fueron empujadas, para deleite del público, por la Secretaría Nacional de Cultura; la Dirección General de Cultura y Turismo de la Municipalidad de Asunción, junto con otras organizaciones culturales y artísticas.
Acerca de la guarania y de su creador José Asunción Flores, se ha tenido una semana cargada de acontecimientos artísticos, culturales, intelectuales, en distintos escenarios de la capital, presenciales y virtuales. El acto central se realizó en la plaza que lleva el nombre del maestro y del poeta guaireño, Manuel Ortíz Guerrero. Estuvieron presentes autoridades municipales, de la Secretaría Nacional de Cultura y del ente organizador, el Ateneo “José Asunción Flores, fundado por Gilberto Rivarola. Como hace muchos años, el homenaje musical estuvo a cargo de la Orquesta de Cámara Municipal y del cantante Ricardo Flecha.
Con estas ofrendas se busca reverdecer sin descanso y con justicia el nombre del maestro y la importancia de su creación para el pueblo paraguayo y su trascendencia universal. También tiene el propósito de hacer llegar la guarania a la Unesco para que fuese declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Flores, a más de sus melodías, nos dejó también sus memorias. Las escribió apremiado por las eternas voces discordantes que pretendieron –que pretenden aún- negar o minimizar su creación musical. Por fortuna, existen muchos documentos, y escritores y periodistas que los estudian, para darle al maestro lo que es del maestro.
La mezquindad le ha perseguido siempre. Desde sus primeros hallazgos, desde la difusión de sus creaciones inaugurales, se ha pretendido –se pretende aún- empañar sus méritos. ¿Los motivos? He aquí el drama: ni siquiera hay motivos, es por la pura estupidez.
Nos congratulamos por los muchos homenajes a la guarania y a José Asunción Flores.