Un maná a la democracia

En medio de informaciones penosas que se refieren a la situación sanitaria del país y el padecimiento de miles de familias por el covid-19, el viernes cayó desde el cielo un maná que alimenta la democracia paraguaya.

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El juez Manuel Aguirre hizo lugar al habeas data que promovió la señora Marta Raquel Rivaldi Robertti y ordenó al Partido Colorado que destruya de su padrón electoral la información de la mujer, que fue afiliada sin su consentimiento (ABC Color, 24 de abril de 2021, página 7). Les cuento la historia: esta señora –junto a miles de compatriotas– se enteraron a través de las redes sociales que la Asociación Nacional Republicana –que es el partido de gobierno– afilió a numerosos ciudadanos sin su autorización.

Cuando en nuestras mesas de trabajo tomamos conocimiento de este hecho, nos hicimos varias preguntas: ¿Por qué el partido político, que tiene formalmente más afiliados en el país, desea incluir a más personas en su padrón?, ¿quién dio la famosa “orden superior” de atropellar la voluntad soberana de cada ciudadano de elegir en qué nucleación política quiere estar o no quiere hacerlo?, ¿esto fue gratis o alguien sacó provecho económico de las afiliaciones masivas?, etc.

¿Cuál fue la respuesta formal e institucional del Partido Colorado ante las quejas de los afectados? Se supone que el presidente de la ANR, en este caso el diputado Pedro Alliana (cartista), debió salir públicamente a pedir disculpas por “este involuntario error de tipeo”, ordenar un sumario administrativo para disimular al menos, y prometer soluciones rápidas que no implique pérdida de tiempo y dinero al afectado. O sea, vía online. Pero no fue así. Le tiraron al frente a un funcionario de rango administrativo, quien recomendó que personalmente se haga el trámite en la ANR, aunque la víctima de este atropello viva en el Chaco.

Obviamente varios se tomaron la molestia de ir hasta el Partido Colorado, con copia de cédula y nota en mano solicitando la eliminación del padrón de la ANR. Pero felizmente Marta Raquel recurrió a la justicia, bajo el patrocinio de dos abogados, para exigir la desafiliación. El juez Aguirre dio trámite a la acción y corrió traslado a dicha nucleación política. Pero la ANR contestó que no recibió ningún pedido de desafiliación, por tanto, la señora seguirá siendo colorada hasta que ella diga lo contrario.

Este caso me recuerda al querido colega Jesús Ruiz Nestosa, quien tiene una fina argelería que admiro profundamente. Jesús había recibido una tarjeta de crédito de un banco que ya no está en plaza. Llamó obviamente a la entidad bancaria a reclamar y a decirle que él no solicitó esta tarjeta. Pero le respondieron que todo el mundo tiene y nadie rechaza, pero si no lo desea, entonces que se acerque al banco a devolver, en un tono nada amable.

Quedó tan enojado el colega que habló con un abogado para darle una lección ejemplificadora a esa entidad. El profesional del Derecho le recomendó que informe al banco que le enviará diez vacas, sí animales, a la entidad bancaria. Obviamente cuando la gerente recibió la nota de Jesús saltó de su asiento y rápidamente se comunicó vía línea baja de Antelco con el compañero de redacción de ABC Color a decirle que ella no pidió los diez vacunos y que se había equivocado de destinatario. Pero el colega le ratificó que no se trataba de ningún error. Pero le ofreció una solución: “Usted retira su tarjeta y yo mis vacas”. Caso cerrado.

Ante la negativa de la ANR de borrarle del padrón de oficio, el juez Aguirre entendió el derecho de la ciudadana y le dio una páliza con su resolución al partido de gobierno. Lentamente, pero vamos caminando hacia una democracia. ¡Se hizo justicia!

pguerrero@abc.com.py

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