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Ya se han calmado más las aguas luego de la denuncia de fraude por parte del Presidente saliente. Con el continuo rechazo de los tribunales por las denuncias de fraude, sin olvidar el rechazo de la Corte Suprema de esas mismas pretensiones en un cuerpo con seis conservadores de los cuales tres fueron puestos por Donald Trump.
Estos rechazos judiciales, junto con la declaración del Colegio Electoral del catorce de diciembre (14/12/2020) impactan contra las políticas y la narrativa negacionista, que en los últimos tiempos ya no solo niegan, también faltan a la verdad, les toca inventarse teorías, tratar de enmascarar los hechos, buscar culpables e irrumpir contra la ciencia o alentar a pseudo-científicos a una propaganda irracional contra el cambio climático.
Así, el señor Trump en sus discursos se decía preocupado del cambio climático, pero al mismo tiempo negaba que sea consecuencia de la actividad humana, al igual que se piensa democrático y no acepta su derrota como sigue sosteniendo en estos momentos, esta retórica ya ha sido teorizada con el nombre de Posverdad.
Esta clase de posiciones, han traído graves problemas en la gobernanza climática global. Todos estamos sufriendo la influencia de Donald Trump en gobernanza climática, debido a la importancia que ejerce Estados Unidos como la primera economía mundial y como el segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero.
Si se profundiza y se sigue la publicación del Rastreador de Desregulación Climática, que lleva adelante la Universidad de Columbia, se puede notar que día a día hay desregulaciones que disminuyen protecciones y coberturas legales que afectan directamente al medio ambiente y el clima dentro de la unión del norte. Ya están contabilizadas alrededor de ciento setenta desregulaciones y varias son posteriores a las elecciones.
Las situaciones de desregulación climática y medio ambiente en E.E. U.U. podrían enunciarse en estas agrupaciones : i) La salida de los acuerdos de Paris en 2017, ii) Cancelación de los proyectos ambientales de la NASA, iii) Combustibles fósiles y la libertad de uso del fracking y extracción de aceite de esquisto, reemplazando el Plan de Energías Limpias y la prospección en áreas protegidas, iv) Disminución en la protección de especies amenazadas, y; v) Diplomacia ecológica en retroceso o de relaciones internacionales en asuntos medio ambientales.
De estas cinco facetas de desregulación solo una de ellas no cuenta con una fuerte y honda influencia a nivel global; el de la disminución en la protección de especies amenazadas en Estado Unidos. En el resto de enunciados ha significado una profunda incertidumbre y preocupación para el futuro del planeta. Esta influencia ya se había bautizado con el nombre de «Efecto Trump» en el 2017.
Este «Efecto Trump», no es otro que el del ejemplo, el hombre que lleva las riendas del país mas poderoso del mundo «lo ha dicho», «Estados Unidos lo ha dejado» y así, contamos con seguidores de sus políticas para justificación de medidas similares o actitudes menos responsables. En consecuencia se acoplan otros líderes que se manifiestan en línea con estas actitudes como son Jair Bolsonaro, Vladimir Putin, Recep Tayyip Erdogan y otros; junto con las derechas y ultra-derechas europeas.
Pese a las resistencias, hay una clara señal por parte del gobierno entrante de la reversión de las posiciones políticas en lo que a cambio climático se refiere y que alivian en gran medida al sistema de gobernanza global en general y a la climática en particular.
Todos estamos asistiendo a las consecuencias del cambio climático, el calentamiento global y sus consecuencias no son una predicción, ya están aquí; por ello las diez acciones ejecutivas que Biden ha dicho que que tomará en su combate a la crisis climática, que son:
● Limites de polución con metano en las operaciones de gas y petróleo.
● Trabajar camino al uso de energías limpias y de cero emisiones en vehículos.
● Asegurar que los edificios de gobierno sean más eficientes ante el cambio climático.
● Implementar la aún existente “Acta de Aire limpio” y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero desde el trasporte y desarrollando nuevos estándares de la economía de combustibles en la venta de automóviles tanto livianos como pesados, pasando por los intermedios.
● Doblar el uso de combustibles alternativos como los biocombustibles, haciendo a la agricultura parte importante de la solución ante la crisis climática.
● Reducir emisiones y el recorte de costos de los consumidores mediante nuevos estándares de equipos y con la construcción eficiente.
● Que la exigencia de los permisos federales consideren los efectos de emisiones y cambio climático y asegurar que toda inversión de infraestructura tenga inversiones en la reducción de contaminación climática.
● Protección de la biodiversidad, disminución de los niveles de extinción y conservación del treinta por ciento (30%) de las tierras y aguas de su territorio para el 2030.
● Exigir a las compañías revelar los riesgos climáticos y las emisiones de gases en sus operaciones y en la cadena de suministros.
● Protección permanente del Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico. Estableciendo monumentos, prohibiendo explotaciones de gas y crudo y con diversos programas de protección en reforestación y modificación de regalías y el desarrollo de energías renovables.
Junto con estas medidas y la vuelta a los Acuerdos de París por parte de los Estados Unidos, el mundo nuevamente toma un rumbo significativo en favor del planeta. Un planeta que se encuentra agonizando y donde los que menos tienen son los que más sufren sus consecuencias.
Hoy nuevamente se tiene una esperanza en que el sistema multilateral encuentre respuesta en que los países con más influencia, cuenten con una influencia positiva y permitan una Gobernanza Climática más sostenida y sólida.