La ola mayor

El intensivista americano Dr. Víctor Tseng dibujó las 4 olas de la pandemia. La primera, vivimos actualmente y trata sobre los contagios y las muertes por covid-19. La segunda, el impacto en quienes no pueden acceder a servicios de salud porque todo está concentrado en atención de cuadros respiratorios. La tercera, implica que pacientes crónicos abandonan el tratamiento. Y la cuarta, incidencia en la salud mental de la población.

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El Dr. Antonio Felipe Simäo, expresidente de la Sociedad Brasileña de Cardiología, Nicolás Bagatti y Ariel González, psicoanalistas, uruguayo y paraguayo respectivamente, Dr. Guillermo Sequera, epidemiólogo paraguayo y el Dr. Omar Sued, de la Sociedad Argentina de Infectología, ya abordaron sobre estos criterios.

La primera ola. El día del anuncio del levantamiento de la cuarentena, INERAM no contaba con camas disponibles en sala común, pabellón de contingencia, ni en UTI. Las cifras de contagios y muertes siguen desfasadas. La capacidad de testeo sigue deficiente. Personal de blanco está agotado. Sobran evidencias sobre cómo estamos.

La segunda ola. Las consultas por casos no covid, están separadas en los hospitales. En cierto modo, las atenciones polivalentes están contenidas. El Dr. Roque Silva, director de la región sanitaria de Central, sostiene que están preparados, aunque existe el temor que en cualquier momento los servicios queden atestados de pacientes con cualquier complicación clínica. De dispararse la demanda, y si fuera de la pandemia ya estaba colapsada, imagínense cómo será.

La tercera ola está instalada desde el primer día de la pandemia. No hubo una sola semana en que pacientes oncológicos no gritaran sobre la interrupción del tratamiento. Hace pocos días, durante un mes, un equipo de radioterapia estuvo paralizado. En IPS, la falta de fármacos para enfermedades crónicas fue la constante. La demanda de vacunas en niños y niñas disminuyó, según datos del PAI.

La cuarta ola está ingresando lentamente. En el Hospital Siquiátrico, aumentaron las atenciones en urgencias por cuadros sicóticos, depresión y otras. Y en este país, la salud mental está olvidada. Sin contar la educación sexual.

La ola mayor. La Federación Nacional Campesina advierte que 240.000 familias campesinas dedicadas a la agricultura, de consumo y renta, se ven afectadas y se suma “La Niña”. Las mipymes sufren la burocracia del FOGAPY para acceder a préstamos inmediatos. Las ciudades de frontera siguen ilusionadas y por si fuera poco, ni siquiera se cumplió la promesa populista de los G. 500.000 para 28 mil esteños. La incertidumbre del regreso a las aulas. Y la ONU, anunció que en 3 a 6 meses, la pobreza global será peor.

Señor Presidente, concentre su potencial, capacidad política y liderazgo en revisar cómo trabaja su equipo. Evite tomarse fotos en hasta inauguración de calle empredrada y trabaje, movilice a sus colaboradores. Señor Presidente, de cada G. 100 recaudados, G. 76 se destinan para pagar salarios, haga una revolución y ordene a la estructura pública que trabaje en mínimamente planes para enfrentar lo que nos toca. Incluye una campaña decente sobre el nuevo modo de vivir, aunque sea eso. Porque la ola de la pobreza nos arrastrará sin compasión.

@javierpanza

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