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Las crisis son definidas como un período de desequilibrio, un estado de máxima tensión que rompe con la estabilidad y por ende con la tranquilidad de un sistema, por ejemplo, un sistema familiar o la sociedad misma. Dentro de las crisis, hay situaciones críticas que son esperables, como las crísis evolutivas en donde se incluyen casamientos, nacimientos, viajes, mudanzas, muertes, viajes importantes, migraciones, y experiencias de este tenor. Pero hay crisis inesperadas como terremotos, tsunamis, muertes en ciclos evolutivos que no se esperan, pandemias y epidemias, accidentes, etc. Por lo tanto, la pandemia que estamos viviendo es una situación que se engloba dentro del segundo grupo, declarada por la Organización Mundial de la Salud.
Una epidemia se refiere a cualquier enfermedad que se transmite en una población de forma activa y escapa al control socio-sanitario. Mientras que la pandemia no hace referencia a la gravedad de la enfermedad, sino a su propagación en el mundo y un detalle no menor es que nadie tiene defensas contra ella. La principal diferencia entre una pandemia y una epidemia es la escalada geográfica que produce. Las pandemias históricas han sido eventos muy reveladores, verdaderas crisis que han desvastado diferentes contextos de la humanidad, tanto que algunas de ellas han eliminado más personas que en las guerras mundiales. Hoy estamos en presencia y somos testigos de una de esas pandemias: el Covid-19
Las pandemias en la historia
Las grandes pandemias desde la antigüedad a la actualidad son numerosas y todas han generado importantes catástrofes humanas y desequilibrios en cada contexto en donde se desarrollaron. Pero muestran, a la vez, características del contexto donde se inician y desarrollan, y revelan cambios, tanto psicosociales como políticos y económicos. Quiere decir que las pandemias dejan una secuela de efectos que signan la construcción de una nueva historia. Hoy somos nosotros partícipes y protagonistas de esta última pandemia, en pos de contextualizarla históricamente, hemos seleccionado algunas desde la antigua Grecia en adelante.
Las pestes pandémicas
La Peste de Atenas (todas las plagas en ese momento llegaran desde donde llegaran, se les daba el nombre de peste) fue realmente caótica y desvastó al mundo griego en todas sus dimensiones. Se cree que llegó desde Etiopía y de acuerdo a conclusiones actuales de algunas investigaciones, todas coinciden que puede tratarse de fiebre tifoidea. Se tiene constancia documentada a través del historiador Tucídides. Una de sus primeras víctimas fue Pericles y con respecto a la cantidad de víctima se cree que en total afectó a unas 60.000 personas, aunque otras versiones llevan esa cifra a 300.000.
Roma también sufrió los embates de la Peste Antonina en el siglo II, bajo el gobierno de Marco Aurelio, que fue una de sus víctimas más notables. La peste antonina, llamada así por el propio emperador, que pertenecía a la familia de los antoninos (no muy agraciada asociación), arrasó Roma y se extendió por toda Italia llegando hasta las Galias. Entre otros síntomas, la peste causaba ardor en los ojos y en la boca aliento fétido. Los afectados tenían mucha sed y abrasamiento interior, tenían delirios y la piel enrojecida, tos violenta, gangrenas, y se terminaban muriendo a los diez días que duraba el proceso.
La Peste justiniana, denominada así porque el emperador Justiniano padeció esta enfermedad cuyos síntomas comenzaban por una fiebres súbitas, hinchazones en axilas músculos y los cartílagos de las orejas. Esta pandemia, como su nombre indica, comenzó allá por el siglo VI, en el Imperio Bizantino y el epicentro del brote fue Constantinopla -actualmente Estambul-, capital del Imperio.
Aunque no se tiene la certeza absoluta, probablemente la peste fue causada por una cepa de Yersinia pestis, la misma bacteria causante de la Peste Bubónica o Negra, pudiendo ser incluso el mismo, de la misma línea genética. Esta plaga parece que se originó en Egipto, según la describe Procopio y es una mezcla de varias plagas como la peste bubónica, la viruela o el cólera, si cada una de manera independiente fue letal, las tres unidas fueron desvastadoras, aunque es bastante difícil estimarlo, la Plaga de Justiniano probablemente mató a casi a 25 millones de personas en el mediterráneo hasta que se mitigó por fin en el siglo VIII, y llegó a destruir hasta la cuarta parte de toda su población. Un detalle: el emperador Justiniano I también contrajo la enfermedad, pero sobrevivió.
La Peste Negra o Peste Bubónica, fue la pandemia más letal de la historia. Si la Gripe Española se adjuntó a la catástrofe social que generó la 1º guerra mundial (aunque pasó casi desapercibida al lado de los aberrantes hechos de la guerra), la Peste Negra fue una provocación social. Las implicaciones sociales e históricas de cara a la muerte de 75 millones de personas que sucumbieron a la peste durante la mitad del siglo XIV. Es una de las pandemias más conocidas, debido a su desagradable asociación histórica de la Peste con la edad media y siglos posteriores.
La peste negra fue una pandemia que asoló principalmente en Europa, generada por la bacteria Yersinia pestis y es un agente todavía activo en poblaciones pequeñas y zonas rurales. Es transmitida a través de las pulgas mediante los roedores y provocaban sintomáticamente la inflamación de ganglios infectados en los órganos sexuales y ojos. El uso de varios antibióticos fue eficaz contra la peste. La peste necesita de las ratas como reservorio y las pulgas como vector, aunque en su momento se creía que los transmisores eran los humores y fluidos vaporosos del cuerpo. El secreto se encontraba en las ratas, que plagaban las urbes medievales y que fueron el reservorio perfecto de esta cepa.
Lo que dio en llamarse Tercera Pandemia, hace referencia a la pandemia de Peste bubónica, es decir, el virus Yersinia pestis continúa reinando como la gran protagonista de las pandemias, y en esta oportunidad es la tercera vez de su aparición en el mundo, haciéndose presente en numerosas ocasiones. Esta vez el virus apareció en la provincia de Yunnan en China en el siglo XIX, durante el quinto año del emperador Xianfeng de la dinastía Qing y permaneció activa hasta 1959 y provocó en apenas una decena de años la muerte de más de 12 millones de personas pero en esta oportunidad le tocó el turno a Asia, donde Manchuria y Mongolia fueron las zonas más castigadas por la pandemia.
Pandemias históricas
El Escorbuto fue una enfermedad que se desarrolló en los viajes transoceánicos y también en los países del Norte, en el período de la Edad Media. El escorbuto se observó en los marineros españoles y portugueses durante años, sufriéndola en sus viajes marinos tan ilustres como Vasco de Gama y Magallanes. Hasta mediados del siglo XVIII no se lo relacionó con la falta de vitamina C provocada por la carencia de frutas y verduras frescas en la dieta.
Muchos españoles en la conquista sufrieron la Fiebre amarilla, de la misma manera que ellos mismos portaron la viruela a América. Con frecuencia se producían brotes en los meses de verano, desaparecía durante las estaciones frescas y volvía a aparecer con toda su fuerza al verano siguiente, aunque los que ya habían sido contagiados eran mucho más resistentes a volverla a tener. La enfermedad no brotó sólo en la época de la conquista, sino que se extendió hasta el siglo XIX.
Por otra parte, la Sífilis es una de las enfermedades cuyas antecedentes se hallan en el Renacimiento y el organismo que la causa es el Treponema pallidum. La sífilis es una enfermedad exclusiva del hombre que llegó a Europa procedente de América. Probablemente se propagó por Europa tras el sitio de Nápoles en 1495. Se cree que fue contagiada por los españoles a las prostitutas italianas para propagarse por toda Europa. Fue interpretado como un estigma que se contagiaba con los placeres carnales. A comienzos del siglo XX, el 15% de la población europea la padecía, entre ellos Baudelaire, Van Gogh, Nietzsche, Beethoven, Oscar Wilde, Colón, James Joyce o Hitler.
La poliomielitis se conoce desde hace tres milenios, aunque su vacuna tenga poco más de medio siglo y hasta entonces se haya mostrado con persistencia en todos los continentes, sin distinción de raza ni clase social. De hecho algunas de las epidemias más importantes se dieron en países como Suecia o Estados Unidos, siendo conocida la que se desarrolló en Nueva York en los años veinte y que contagiaría al presidente Franklin Roosevelt.
La malaria o paludismo mata a día de hoy a más de medio millón de personas al año, principalmente en África. Gracias al DDT desapareció de Europa, donde era endémica en países como Grecia o Italia. En España se pasó de 400.000 casos y más de 1.300 muertes en 1943 a desaparecer por completo en la década de los sesenta.
El Tifus es una de las pandemias actuales y se transmite por vectores como los insectos y otros artrópodos (todos los insectos son artrópodos, no todos los artrópodos son insectos) el tifus provoca fiebres altas, exantema y otra serie de desagradables consecuencias. Normalmente afecta a poblaciones rurales o muy aisladas debido a los vectores principales y a sus reservorios animales. Aunque el tifus ha matado a más de 4 millones de personas a lo largo de su historia, no supone un peligro demasiado presente en el mundo moderno.
La Viruela se encuentra entre las principales pandemias históricas. Es una enfermedad muy infecciosa y contagiosa causada por el virus Variola virus. que ha sido una de las pandemias más mortíferas la historia de la humanidad. Se calcula que se han muerto 300 millones de personas y se encuentra erradicada desde 1980. Es la pandemia que más muertos ha causado en la historia de la humanidad y ha dejado el rostro desfigurado de gran parte de las personas que sobrevivieron a la enfermedad. La viruela fue especialmente terrible en el siglo XVIII puesto que desvastó pueblos enteros hasta que se diseñó la primera vacuna de la mano de E. Jenner en 1796.
El Sarampión se considera la segunda pandemia más letal. La enfermedad se conoce desde hace más de 3000 años y su principal problema es la alta tasa de contagio. Es una enfermedad como la rubeola o la varicela, que desarrolla manchas rojizas en todo el cuerpo, fiebres altas e inflamación pulmonar. La forma de contagio es mediante el contacto directo y por el aire mediante las gotas de vapor que exhalamos. La muerte en el sarampión se produce por inflamación pulmonar o de las meninges, que de sobrevivir deja secuelas de gravedad en la mayoria de las personas. Hasta el momento y aunque se ha controlado el contagio, el sarampión ha matado a más de 200 millones de personas y todavía no se la ha erradicado de manera definitiva a pesar de los esfuerzos de la OMS.
El VIH (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida) más conocido como SIDA, es la pandemia que sigue teniendo vigencia en la actualidad. En 1981 se conocieron los primeros casos de VIH en el mundo; fue descubierta por Luc Mantagnier en Francia y provoca un desorganización y deterioro del sistema inmunológico, logrando una vulnerabilidad a cualquier enfermedad. Es decir, no es el virus en sí el que provoca las consecuencias letales sino que destruye la capacidad de defensa ante otras enfermedades comunes y corrientes, de manera que la más mínima infección puede matar.
Desde que se declararon los primeros casos de VIH, 78 millones de personas han contraído este virus y 35 millones han muerto por enfermedades relacionadas con el sida, según los datos del programa de las Naciones Unidas sobre el VIH. Se transmite por la sangre y por fluidos corporales y si bien este virus no tiene cura, en la década de 1990 se desarrollaron fármacos como parte de diversos tratamientos que conjuntamente con la modificación del estilo de vida, hacen que la enfermedad se detenga y controle.
Pero solo el 50% de la población del mundo que vive con VIH recibe un tratamiento antirretroviral. Por tal razón, el SIDA continua siendo un desafío de la ciencia mundial y cada año se sigue investigando para tratar de acabar con esta enfermedad. Por el momento, solo dos personas han conseguido ser curadas, pero es un gran avance que da esperanzas de futuro. La teoría más extendida es que se contrajo a partir de personas que cazaron o comieron chimpancés infectados, probablemente a finales del siglo XIX o principios del XX. Sin embargo, sigue siendo una incógnita cómo la enfermedad cruzó la barrera de las especies.
La pandemia del Cólera, es de origen asiático y es una enfermedad causada por una bacteria, la Vibrio cholerae, cuya sintomatología está compuesta de fiebres y dolor abdominal, y suele matar a los afectados debido esencialmente a la deshidratación, que en muchos casos es prácticamente imposible de frenar debido a la velocidad a la que se pierde el agua debido a la diarrea. La falta de tratamiento de los excrementos humanos y la ausencia de agua potable, son los principales responsables de la propagación del cólera. Para detenerlo se suele tratar con especial cuidado los alimentos y el agua, principales focos de infección.
El cólera llegó a Europa en 1830 y causó aproximadamente 30.000 muertes en Londres en menos de dos décadas, hasta que el médico John Snow descubrió que todas ellas tenían en común el agua del pozo de Broad Street. La llegada del cólera a España fue aún más devastadora que en sus inicios londinenses y los dos primeros brotes en 1843 y 1854 causaron más de 300.000 muertos. A partir del siglo XX esta enfermedad se trasladó a Asia y África, donde continúa en activo.
Entre 1817 y 1923 se produjeron las primeras seis pandemias de esta enfermedad en distintos puntos del continente asiático. El Cólera cuenta con tres grandes pandemias, ocurridas en el siglo XIX y epidemias muy extensas en el siglo XX cuya suma total supera los tres millones de muertos.
Las gripes pandémicas
La Gripe española ocupa un lugar preponderante entre las pandemias y es considerada una de las peores puesto que entre 1918 y 1920 destruyeron a la humanidad, ya que se estima que unos 100 millones de personas murieron a causa de este tipo de gripe, nada más ni menos que entre un 3% y 6% de la población mundial, , más que el número total de muertes civiles y militares durante la Primera Guerra Mundial.
Cabe aclarar que el término Gripe española se debió que que este país fue el primero en informar a la población la existencia de una pandemia de gripe, pues los primeros casos se produjeron en USA y Francia. No obstante, España fue uno de los países con más casos, con aproximadamente 8 millones de personas infectadas y 300.000 personas fallecidas. La razón por la que acabó popularizándose con el nombre de española no responde a otra cosa que a la censura de medios de comunicación durante la Gran Guerra, según explica la OMS en su página web. Como ambos [Estados Unidos y Francia] estaban luchando en la Primera Guerra Mundial, se mantuvo en secreto. España, como era un país neutral, tenía libertad de prensa por lo que fue el primero en reportar la existencia de la pandemia.
Cuando los soldados americanos desembarcaron en Europa en abril del 1918, traían el virus. Una de sus particularidades era que afectaba principalmente a las personas entre 20 y 40 años. Muy diferente a otras patologías en donde la población de riesgo son personas mayores. Tengamos en cuenta que no existían en esa época vacuna alguna, ni tratamiento con antibióticos para tratar las infecciones secundarias que podían asociarse al virus, y los esfuerzos se limitaban a cuarentenas, desinfectación e higiene y evitar aglomeraciones de gente.
La Gripe asiática que surgió entre los años 1957-1958 se cobro alrededor de 1100000 de muertes. Esta pandemia afectó especialmente a niños, adolescentes y adultos jóvenes. La letalidad de la gripe asiática fue muy baja, pero al ser de rápida expansión repercutió negativamente en la economía, y fue junto a la epidemia de 1918 la que registró un número mayor de muertos en el siglo XX.
Pero la primera pandemia de gripe tipo A fue la rusa, la asiática fue la segunda. La Gripe rusa se desarrolló entre 1889 y 1890 y se cobró 1 millón de muertos. El virus de la gripe A (subtipo H2N2) fue encontrada en aves y se le dio el nobre de Rusa, puesto que investigadores médicos afirman que surgió por primera vez en Rusia en 1889. El primero de los casos, se reportó por primera vez en Singapur en febrero de 1957 y en verano ya había llegado al continente americano.
Para algunos autores, la gripe asiática se originó a raíz de una mutación en patos salvajes, que se combinó con una cepa humana preexistente. El virus se identificó por primera vez en Guizhou, China, y se propagó a Singapur, de allí a Hong Kong, y luego a los Estados Unidos.
El rápido desarrollo de una vacuna contra el H2N2 y la disponibilidad de antibióticos para combatir infecciones secundarias que generaba la gripe A, limitaron que se propague y se logró controlar la mortalidad de la pandemia. Tras 10 años de evolución, este virus de gripe "asiática" desapareció, pero dio lugar a un subtipo que acabó provocando una nueva pandemia: la del virus de la gripe de Hong Kong 1968.
La gripe de Hong Kong fue una pandemia de gripe causada muy probablemente por una variación de la Gripe A. Esta variante podría ser una cepa mutante que se propagó por todo el mundo siguiendo las mismas líneas de difusión que la llamada fiebre asiática de 1957. Esta pandemia se desarrolló en el período de 1968-1970 y provocó casi un millón de afectados en muy poco tiempo, y es una de las razones por las cuales saltan las alarmas cada vez que se habla de la gripe, o de la gripe aviar. El virus que causó esta pandemia sigue en circulación en la actualidad y es considerado una de las cepas de gripes estacionales.
El primer registro del brote en Hong Kong apareció el 13 de julio de 1968, y a fin de mes ya había llegado a Vietnam y Singapur. La región no había aprendido las lecciones de los brotes anteriores. En varios meses, llegó a la zona del Canal de Panamá y Estados Unidos, traída por soldados que volvían a sus hogares desde Vietnam", señala la Enciclopedia Británica.
La Gripe Porcina fue la segunda pandemia causada por el virus de la gripe H1N1, casi un siglo después de la gripe española, y fue la última vez que la OMS utilizó la categorización de pandemia. Este tipo de gripe fue identificada por primera vez en Estados Unidos en abril de 2009 y se propagó rápidamente por el mundo, siendo México uno de los primeros países en detectar casos, según los Centros para la Prevención y Control de Enfermedades (CDC), de USA. Se trata de una nueva cepa de H1N1, la cual se originó cuando los virus de las gripes aviar, porcina y humana se combinaron con un virus de la gripe porcina euroasiática, razón por la que se la conoce como gripe porcina.
El brote apareció en cerdos de una región del centro de México, y a partir de allí se propagó. En comparación con su alta expansión (se calcula que entre un 11 y un 21% de la población fue infectada) , la mortalidad no fue tan elevada. Se estima que la gripe A dejó, según los cálculos más pesimistas, más de 400.000 víctimas. Al menos una de cada cinco personas en el mundo resultó infectada con el H1N1 durante el primer año de la pandemia (2009-2010). La tasa de mortalidad fue solo del 0,02%, según las conclusiones de un grupo internacional de investigadores publicadas en 2013 en la revista especializada Influenza and Other Respiratory Viruses. En ese caso, los niños fueron uno de los grupos más afectados, a diferencia de las personas mayores de 65 años, menos vulnerables.
Finalmente, tras 14 meses de pandemia, la OMS declaró su fin el 10 de agosto de 2010. Por primera vez, según destaca la OMS, se desarrolló la vacuna, se produjo y se puso a disposición de múltiples países durante el primer año de la pandemia.
Pandemias y epidemias más recientes
No cabe duda que el corona virus tiene estatus de pandemia. Las grandes pandemias desafortunadamente tienen lamentables consecuencias sociales. Esta enfermedades en cuestión van y vienen constantemente, especialmente en los países con menos ingresos. Los déficit en atención médica hospitalaria, tecnología médica y la falta de recursos de los sistemas sanitarios y de la propia población hacen que a menudo sea muy complicado prevenir la propagación de estas enfermedades y su posterior tratamiento.
Algunos de los brotes epidémicos más relevantes que afectan o han afectado a diferentes países del mundo son:
El Ebola en la República Democrática del Congo comenzó en agosto de 2018 y ha matado a más de 2.300 personas en el este de República Democrática del Congo. En febrero de 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) decidió prolongar la calificación de emergencia nacional para esta epidemia durante tres meses más, a pesar de las señales de mejora.
También el Dengue en Latinoamérica es una epidemia que ha registrado más de 660.000 casos, de los cuales casi 2.000 han sido diagnosticados como Dengue grave o hemorrágico. Se transmite por la picadura del mosquito Aedes Aegypt. En el año 2019 se registraron 3.100.000 casos, después de dos años de baja incidencia (2017 y 2018). El Dengue es una de las principales causas de hospitalización de niños y adultos con una alta incidencia en regiones con climas tropicales.
El Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS) es un virus que surgió en murciélagos de herradura que habitan en cuevas de la provincia de Yunnan y se cree que de allí pasó a los humanos. Es una enfermedad provocada por un coronavirus distinto del causante del COVID-19, el SARS-CoV. Entre noviembre de 2002 y julio de 2003, un brote que se observó en el sur de China infectó a 8.098 personas en 17 países, aunque la mayoría de los casos se registraron en China y Hong Kong.
El Síndrome Respiratorio de Medio Oriente (MERS) también es causado por un coronavirus. El primer caso se encontró en un hombre de Arabia Saudita de 60 años que padecía una neumonía aguda y murió de insuficiencia renal. A posteriori se reportaron dos muertes más en la región de Al Ahsa y el virus se cobró la vida de casi 900 personas. Desde ahí se trasladó a varios países, principalmente de Medio Oriente, aunque también de otras regiones, como Corea del Sur, que tuvo un brote en 2015.
Por último, los coronavirus son una familia de virus que pueden causar enfermedades tanto en animales como en humanos. En los seres humanos pueden causar infecciones respiratorias que van desde un resfrío hasta enfermedades más graves, como el síndrome respiratorio de Medio Oriente (MERS) y el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS-SARS).
Hoy nos encontramos ante una pandemia por un nuevo coronavirus que fue descubierto recientemente y causa la enfermedad por coronavirus: COVID-19. Las personas con Corona virus suelen tener síntomas similares a una gripe común, como fiebre, cansancio y tos seca. Algunas personas pueden presentar dolores musculares, dolor de garganta o congestión nasal, diarrea. La mayoría de las personas (alrededor del 80%) se recupera de la enfermedad en unos 7 días sin necesidad de realizar ningún tratamiento especial. Alrededor de 1 cada 6 personas que desarrollan COVID-19 puede evolucionar a una enfermedad grave y tener dificultades respiratorias que puede requerir internación.
Las personas mayores y las que padecen afecciones médicas como enfermedad cardiovascular, enfermedad respiratoria o tienen las defensas debilitadas, constituyen la población de riesgo al contagio. El contagio se produce de una persona a otra a través de las gotas procedentes de la nariz o la boca que salen despedidas cuando la persona infectada tose, estornuda o habla, por contacto con manos, superficies u objetos contaminados. Por eso es importante mantener distanciamiento social y tomar las precauciones de contacto. La duración de la enfermedad varía de persona a persona. Los síntomas leves en un individuo sano pueden desaparecer en unos pocos días, generalmente alrededor de una semana. Similar a la gripe, la recuperación de una persona con otros problemas de salud en curso, como una afección respiratoria, puede llevar semanas y, en casos graves, complicarse o ser potencialmente fatal. Hasta el momento con el COVID-19 se infectaron en el mundo casi 2.000.000 de persona, se recuperaron aproximadamente 450.000 y fallecieron alrededor de 120.000 personas.
Una reflexión final
Como estas epidemias y pandemias, muchas otras afectan a los países menos desarrollados constantemente y con mayores niveles de pobreza. La ausencia de camas en los hospitales, aparatología moderna deficiente y ineficaz conducta poblacional hacia las formas de evitación del contagio, son algunos de los tópicos que obturan la salud y la anulación de la progresión epidémica. ¿Que pasa después de una pandemia?, puede haber predictores, pero cada contexto obrará de acuerdo a la experiencia, creencias, valores, reglas, nivel socioeconómico, política sanitaria, cultura, entre otros factores.
Una crisis de este tipo no puede pasar inadvertida por una sociedad. Indefectiblemente algo va a cambiar, pero esto no solo depende del contexto sino de cada uno de nosotros, porque al final de cuentas el contexto somos nosotros y si no se toma la responsabilidad y consciencia de todo, resultará difícil salir y no habremos aprendido nada.